Sugerente película belga (flamenca), que alrededor de una pareja de vaqueros cantarines, reflexiona sobre la necesidad de creer que tenemos los humanos, la necesidad de pensar que trascendemos, que hay algo después, que de alguna manera los que no están siguen ahí, cerca, revoloteando, compartiendo nuestra existencia hasta que nosotros tampoco estemos.
Yo no sé, es bonito creer, también fácil y cómodo, por eso esa alternativa tiene tanto éxito. A mí me da igual, sea como sea, no está en nuestra mano, solo sé que no somos nadie.
Me gustó la música, la ambientación, la fotografía y la realización en general, y los actores, que convencen en sus paradójicos papeles. Merece la pena.
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