sábado, noviembre 21, 2020

Consolación - San Carlos del Valle

 Aprovechando el solecito otoñal, paseo carretero por la Mancha, huyendo del encierro pandémico y sacando a pasear a la Nikon (siempre que lo hago pienso, ¿por qué no lo hago más? En fín...

Llegando a Consolación (Villanueva de Franco en los viejos mapas de carreteras), una impresionante quintería en ruinas con unos espectaculares lienzos de tapial.


También, como no, fotillo a un mojón kilométrico esos que la Diputación mantiene, afortunadamente, en tan buena forma. Bien hecho.
En Consolación un molino de viento con el logo del INC. Supongo que nunca fue un molino de viento, sino que esconderá un silo, o un depósito de agua, o un transformador, o vaya usted a saber...

Muy interesante en su forma urbanística y la arquitectura neoherreriana de la iglesia, mi objetivo tiene predilección por los elementos abandonados, o que, al menos, vivieron mejores tiempos.

En Consolación, al pie de la N-IV, hubo una vez un bar con una fonda...
El reloj del Ayuntamiento se paró pasadas las 10,30, y ahí sigue el viejo Coppel de fabricación nacional (aunque el origen fuera alemán). 
Las arquitecturas de la Mancha se ven favorecidas por el paso del tiempo y las luces bajas del otoño.
En San Carlos del Valle, Santiago pisoteando moros. La incorrección política es una de las características de la segunda mitad del siglo XVIII :-).

Y esto es lo más destacable, de un buen día de escapada manchega... a prodigar.

domingo, marzo 01, 2020

Jethro Tull: The Prog years


Nunca he sido un gran fan de Jethro Tull, porque su música es a veces cansina, a veces genial. Pero tienen discos que me parecen básicos como el Thick as a Brik, Songs from the wood, o como no, Aqualung, por eso cuando vi que venían a España y más al auditorio de Ifema de Madrid, donde se ven las cosas cómodamente sentados, pues me dije, vamos para allí. Compramos las entradas con bastante adelanto para conseguir un buen asiento, en la fila 6, un pelín lateral.

Llegamos con tiempo, y nos tomamos una cañita rodeados de viejales rockeros, más viejales que nosotros, pero menos rockeros ;-). Una fauna variopinta, padres con hijos, sesentones venidos del norte y del sur, todos excitados alrededor de la magia del flautista más famoso del rock, el gran Ian Anderson.

El show arrancó con Thick as a Brick, y continuó mezclando clásicos con canciones menos famosas, de lo que Andreson llamó su setlist más progresivo, porque de eso iba a la noche:


Thick as a Brick
Nothing Is Easy
Living in the Past
Hunt by Numbers
Bourrée in E minor
Black Sunday
Dangerous Veils
Banker Bets, Banker Wins
My God
Set 2:
Clasp
Wicked Windows
The Zealot Gene
Pavane in F-Sharp Minor
Dark Ages
Aqualung
Locomotive Breath
The Dambusters March


De la primera parte destacaría el Living in the Past, y el paseo por el barroco de Bourrée. Un descanso un poco largo, pero bueno hay que ser comprensivo, nos metió en la segunda mitad donde me encantó una versión guapa de Aqualung, y la peña se desató con Locomotive Breath.

Un gran show, Anderson en relativa buena forma, y muy bien arropado por unos músicos excelentes. Y el personal disfrutando de lo lindo, algunos con tintes épicos.

Por cierto, estaba prohibido usar móviles y cámaras y unos jóvenes se encargaban de limitar este uso, lo que me parece bien, porque hay que ir a los conciertos a disfrutar de la música, no a aburrir a los demás con tu móvil delante de la cara. En todo caso, si buscais en Youtube veréis que muchos se libraron de la prohibición. Yo como sigo las relgas (así me va), pues no hice ni fotos. Poco importa.

domingo, febrero 16, 2020

Copa del Rey de Basket Málaga


Aprovechando la visita a Málaga, compramos entradas de última hora para las semifinales de la Copa del rey de basket.

Llegamos con el primer partido empezado porque encontrar un taxi en Málaga era misión imposible, pero fue una suerte porque entrar en el Martín Carpena lleno a tope fue impactante.

El Madrid ganó sin mucha dificultad al Valencia, que estaban poco enchufados en defensa y no cogieron muchos rebotes. A nuestro lado unos catalanes o valencianos que animaban al Madrid.

Se nos hizo corto el partido. Tras una hora de descanso vimos al Unicaja Málaga arrasar al Andorra. Muy buen ambiente, vimos a Scariolo por la grada y otros famosos varios del basket.

La verdad es que sorprende lo rápido que mueven el balón esta gente y la rapidez y facilidad con la que tiran a canasta.

En un plis plas se acabó el segundo partido con un ambiente increíble. Una buena experiencia

miércoles, febrero 12, 2020

Wille and the Bandits



Una vez más escapada entre semana a la Sala Nana a disfrutar de la música en vivo, en esta ocasión con la banda Wille and the Bandits, que me había escuchado sobradamente en el Spotify, sobre todo un directo y el último disco, Paths.

Buena entrada para lo que es habitual, muchos de los incodicionales y desgraciadamente, no pocos tertulianos de esos que van a los conciertos a contarse su vida, cosa que podrían hacer en cualquier bar o café sin dar por culo a los demás asistentes, que ya es malo, y a los músicos, que es peor, además de una falta de respeto. En algún momento, sobre todo en las canciones lentas, fue bastante molesto.


Estos británicos tocan un rock con toques funkies y bluseros, liderados por el tal Wille Edwards que maneja muy bien con las seis cuerdas de la guitarra y de las steel guitar que intercambia con bastante habilidad. Además, el joven canta bastante bien y sin esfuerzo.

Muy bien arropado por la base rítmica, y un hombre orquesta en los teclados que demostró que también sabe tocar la guitarra y hasta los bongos.

Durante una hora y media repasaron todo lo que había oído los días anteriores, y se hizo corto, no sé si es la duración habitual, o que no les convenció el entorno. Al final fotos de despedida, y me llevé su último disco en vinilo, Paths, porque me gusta llevarme recuerdos, y porque hay que colaborar con la causa. Una buena noche, echales un oído a esta gente, merece la pena.

sábado, febrero 08, 2020

My little big farm


Interesante apuesta del cine documental que nos cuenta como una pareja de urbanitas un tanto peculiares, una cocinera y un cámara de documentales de naturaleza, dejan la ciudad para convertirse con agricultores ecológicos en una diversa granja en California.

Un hermoso mensaje, todos los seres vivos tienen una razón de existir, todos están interconectados en equilibrio, y nosotros no somos más que unos pringradillos intentando combatir la naturaleza cuando la estrategia acertada es aliarse con ella.

1917


Sam Mendez me impactó con American Beauty, y desde entonces he seguido todo lo que ha hecho que, en general es muy bueno. 1917 es una película sobre un episodio un tanto increíble de la Primera Guerra Mundial en la que dos soldados deben atravesar el frente para avisar a un batallón de no iniciar un ataque.

Técnicamente la película es impeclable, y está rodada en una espacie de plano secuencia único en el que las cámaras se mueven con agiladad entre soldados, tricheras y ruinas varias.

Como además pudimos verla en V.O., casi acabamos creyendo que estábamos en el frente. Mi única pega es que tanta técnica y tanta ambientación acaban diluyendo la historia y los personajes que son un poco intranscendentes, como en realidad es la vida humana en la guerra.

miércoles, febrero 05, 2020

Dream Theater en Madrid



No soy muy fan de Dream Theater, aunque los conozco hace mucho y tengo bastantes de sus discos. Pero entre ellos hay uno, Metropolis Pt. 2: Scenes From A Memory, que desde siempre me ha parecido una obra maestra. Y resulta que de repende te enteras que para celebrar los 20 años de este albúm, giran por Europa toncándolo entero. Y claro, decides que tienes que ir, que es algo que no te debes perder.


Llegamos al Wizink center de Madrid y nos colocamos bastante adelante, a derecha, para estar más cerca de ese genio de las 6 cuerdas que es John Petrucci. La primera parte del concierto se centró en el nuevo disco, Distance Over Time, y algunos de sus éxitos relativamente recientes. Gracias a internet y las recopilaciones de setlists, me planté en el concierto con los deberes bien hechos y todo muy escuchado.

Después de esta primera parte, un descanso, y después, el Metropolis... Si la primera parte había sido buena, la segunda fue una verdadera barbaridad. El público entregado, sabiendose de memoria las letras del disco, a nuestro lado una chica se sabía hasta los diálogos de ese albúm conceptual. Lo disfrutamos de lo lindo, con las baladas, las subidas y bajadas del disco, con momentos mágicos como the spirit carries on, pero vamos, un subidon continuo.

Al final, un tema en plan bis del nuevo disco, y más de horas y media después de los primeros acordes, terminaba un concierto memorable. Soy un tipo con suerte.

Al día siguiente nos fuimos al Prado, otro lujo de esos que tenemos a mano en la capi, pero esa es otra historia.