Otra escapada de trabajo, esta vez a Nápoles, con algún ratillo libre para ver la ciudad, y acercarnos a Pompeya.
Uno de los elementos más sorprendentes de esta caótica ciudad es la plaza del Plebiscito, con ese edificio raro de aspecto romano que recuerda al Panteón.
También las galerías comerciales Umberto I son muy peculiares, y además, muy fotogénicas.
Sobre todo la cúpula, impresionante.
Nápoles es un caos, un lugar sucio, un desastre, pero llena de vida y de encanto, con arte urbano repartido por cualquier rincón.
Sorprendente, cualquier rincón es atacado por peculiares artistas, como por ejemplo, las señales de tráfico..
La guinda del viaje fue la visita a Pompeya, ciudad romana perfectamente conservada gracias a la violenta erupción del Vesubio, que ahí sigue, vigilante.
El foro, con sus columnas, las ruinas, el lupanar, las calzadas de entrada, el teatro, coliseo, etc... todo lo que uno espera encontrar está allí esperando.
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