Una de las Vías verdes que quería hacer, la más larga de España, pequeña escapada veraniega. Nos fuimos a Sagunto en coche, y desde allí, a Monreal del Campo en tren, para unirnos al resto de alforjeros que estaban haciendo la ruta en versión extreme. Yo como ando un poco aburguesado, me quedé con la opción light.
El primer día fuimos hasta las Minas de Ojos Negros, y desde allí, por la vía verde que tiene tramos sin acabar, y cuando no por carreteras locales. Geología interesante, arcillas multicolores, paisajes indómitos, patrimonio ferroviario.
Antes de llegar a Teruel pasamos cerca de su aeropuerto, versión racional de lo que se debió hacer en Ciudad Real, lleno de aviones esperando mejores momentos postpandémicos.
No conocía Teruel, la penúltima capital de provincia que conozco, se ha librado por Castellón, y he de decir me gustó mucho, muy coqueta ciudad con un patrimonio interesante y mucha vida en las calles de su casco histórico.
Al día siguiente continuamos por la vía verde, zonas boscosas y geología interesante, con el ferrocarril en paralelo (unos vascos con un par hicieron un FC paralelo al existente para sacar el hierro de las minas hasta el mar).
Llegamos con prisa y algo de calor a un pueblito llamado Barracas donde el dueño de la casa rural nos dejó plantados. Comprobamos en internet que no éramos los primeros, por lo que nos fuimos a dormir a un hostal de la carretera, lujo=0.
El último día continuábamos bajando hasta Sagunto, muy cómodo y bonito, pero con el tramo final muy afectado por las autopistas y carreteras. Pasamos por Jérica, con su curioso casco histórico y peculiar torre que parecía un faro en la sierra.
En resumen, un bonito viaje, una vía verde muy chula, y todo un descubrimiento la provincia de Teruel.
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