Otra vez al cine a ver una película francesa, otra vez un acierto, otra vez un film que merece la pena. La verdad es que el cine francés está a un nivel que ya quisiéramos aquí, pero está claro que en Francia consideran el cine como parte de su cultura y como una manera de defender su idioma (aunque luego aquí la petemos doblando las pelis).
Se trata de un cuento, fantástico pero real, ambientado en un éxotico Irán de los 50, pero que en realidad podría ser cualquier lugar, tanto da. Una historia que, aún conociendo su desenlace desde el princpio, se va revelando poco a poco, acompañada por otras historias secundarias cortas dentro de la principal. Vistosos recursos visuales y efectos especiales sencillos para dar algo de magia, un reparto internacional muy interesante, una música protagonista sin atufar, para adrezar una bonita historia de cómo el amor es la inspiración de nuestras habilidades, la esencia invisible que nos hace ser como somos. Una bonita historia contada con habilidad y de manera sorprendente. Como decía al principio, merece la pena.
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