Una historia feliz de superación de la adolescencia mediante la identificación con un ídolo, un mito, que nos ayuda a superar nuestros miedos y frustraciones, a afrontar los retos de una vida llena de obstáculos, que nos empuja hacia adelante, dándonos seguridad, confianza, pertenencia a un grupo... en este caso, un pakistaní en los 80 en UK, en Luton, fan de Bruce Springsteen...
La película está bien, pero poco más, lo mejor que tiene es la música del Boss. Me recordó en malo, a los Commitments, cuando decían que los del norte de Dublín eran los negros de Irlanda...
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