Entre Málaga y Motril hay una costa interesante, agreste, con torres de vigilancia antiguas, y una vieja carretera que buscaba su paso junto al mar. Casilla de peones camineros colgadas, rocas, y pequeñas playas.
La vieja carretera ha sido sustituida en fases. La última, una autopista que salva los valles mediantes impresionantes viaductos.
En la puesta de sol, tras el viaducto, la carretera se adentra en el terreno mediante un túnel. Túnel viaducto, que carreteras más feas.
Y para rematar, un reflejo en una granada de cerámica, anticipo de la visita a Granada que después vendría, en la que la cámara no salió del bolsillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario