Es increíble como una buena idea puede dar frutos. Si el año pasado La Mariprao ya fue todo un éxito, la edición de 2010 han consolidado el evento, con una participación todavía mayor. Y seguro que el que viene, es todavía mayor.
La mañana se presentó fresquita, lo que anunciaba un día ideal para motar en bici. En el polideportivo comenzaron a llegar l@s participantes. Las chicas de la organización se pusieron en marcha para repartir dorsales, inscripciones, etc... mientras los demás nos divertíamos con los curiosos atuendos de algunos.
La verdad es que el día fue divertido, y a mí me encantó ver tanto buen rollo en el ambiente. La gente estaba contenta, se respiraba aire de fiesta. Aunque se había barajado hacer otro recorrido por el pantano del Vicario, el alto nivel de las aguas nos forzaron a volver al entorno de Carrión, para evitar así cruzar carreteras nacionales.
El camino a Carrión es prácticamente llano. Solo la subida a Colomer estiró el grupo, y luego, un molesto viento de cara remató la faena.
El avituallamiento, en la Ermita de Carrión, que había más sitio que bajo el chaparro del año pasado. Me parece que las chicas estuvieron animando a las participantes a seguir con la bici, y se hablaba de crear unas quedadas para salir... a ver si la cosa se consolida.
Vuelta por el camino de los Mártires, a buen ritmo empujados por el viento.
A mitad de camino, una cuadrilla vendimiaba junto al camino. Pese a las invitaciones mutuas, ninguna ciclista se animó a vendimiar (creo que eso es lo que ofrecían los vendimiadores), y ningún recolector de frutos de la vid (toma perífrasis) se animó a pedalear.
Al final, sorteo de regalos, camisetas, etc... Ni falta que hace que diga que no me tocó nada, hay tradiciones que es mejor no romper.
Da la sensación de que la gente se fue contenta, esperemos que vuelvan el año que viene, esa es la mejor recompensa del duro trabajo de la organización.
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