Segundo y último día de la escapada Segoviana. Tras el palizón del sábado, tocó tomarse las cosas con más calma, por lo que decidimos tomar el carril bici (incompleto) desde la Granja a Segovia para disfrutar de la ciudad del acueducto.
Tras un camino cómodo de ida gracias a la frescura matutina y la pendiente favorable, llegamos a Segovia en un periquete. Subimos por la calle Real hasta la catedral, que no pudimos visitar sin pagar. En la plaza observamos como en Segovia las bicis de alquiler son eléctricas, para compensar las cuestas, supongo.
Tras la catedral, nos dirigimos al Alcázar ese Exin Castillos escala natural (como me arrepiento de haber regalado el mío a mis primos, el Exin castillos me refiero, que el alcázar no lo he regalado).
Desde el alcázar, se disfruta de una impresionante vista, con la iglesia templaria (creo) de planta octogonal y nombre que no recuerdo pero que si te interesa puedes buscar en google, je, je...
Bajamos a la iglesia para hacer la foto inversa. La verdad es que la silueta del alcázar sobre la roca es impresionante.
Desde allí volvimos a Segovia, subiendo a uno de los extremos del acueducto. Hay que joderse con la ingeniería romana, coño, se me olvidaba mi nick, eramos la pera...
Tras un cafelito en el centro, salida de Segovia por el lado contrario, aprovechando para hacer la típica foto de planos comprimidos, que no por vista, no deja de ser curiosa.
Salimos paralelos al otro tramo desconocido del acueducto, más bajito, pero curioso con las casas pegadas. Volvimos sin novedad a La Granja para comernos un cochinillo y unos judiones. A lo tonto, a lo tonto, no salieron casi 40 km. Buen fin de semana para cerrar este verano de escasos acontecimientos. El otoño pinta bien, sin embargo.
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