Convocados por la buena gente de la peña de Piedrabuena, una buena representación del séptimo nos plantamos a disfrutar de una fabulosa ruta por Río Frío, una espectacular finca de la JCCM. Ojo si vas, que hay que pedir autorización, sino los forestales te pueden echar.
Buen madrugón para estar allí pronto, pero bueno, como los tiempos de noches de cubatas están lejos, la verdad es que cada vez cuesta menos, las ventajas de hacerse viejo, supongo.
Una buena subida nos llevó hasta la carretera de Arroba a la Puebla, donde paramos para agrupar al numeroso grupo. Tras una breve bajada por carretera, tomamos una pista a media ladera a través de repoblaciones de pinos que nos llevaría hasta un mirador desde el que se divisaba la hoz que hace el Guadiana para salir de la provincia de Ciudad Real. Otro de esos lugares fantásticos.
Bajamos al río, avituallamos, nos hicimos fotos, e iniciamos la larga subida que nos tenía que llevar de nuevo hacia Río Frío. Haciendo fotos sobre la bici, a veces acabas pulsando el obturador sin querer, y a veces, solo a veces, salen cosas chulas.
Llegamos de nuevo a la carretera, y bajamos fulgurantemente hacia la casa de la finca de Río Frío, un espectacular caserón algo abandonado que seguro tuvo tiempos más gloriosos.
Una pena, porque sería un sitio estupendo para un centro de interpretación de la naturaleza, para colonias de chavales, etc... pero claro, agricultura tendría que hablar con cultura, o vice versa, y normalmente los administradores de lo público no tienen mucha amplitud de miras (así nos va).
Pasada la casa, de vuelta a los coches, pasamos junto a un pequeño pantanillo realizado en la finca para asegurarse el agua. Después, a Piedrabuena, a duchar al poli y más tarde, a comer una estupenda paella, con jamón y queso, cortesía de la peña piedrabuenera. Gracias de corazón por un día tan fantástico.
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