Tras días de estres y cachondeos varios, sigo con las crónicas del viaje a EE.UU. El segundo o tercer o cuarto día, no sé, da igual, alquilé una bici (una TREK de híbrida) para dar un voltio por San Francisco. La primera parada frente al Ayuntamiento. Poco más adelante pasamos (tras un par de rodeos) por un parque al que dan un conjunto de casas parecidas que aparecían en alguna que otras serie de TV (seguro que te acuerdas).
El skyline de San Francisco con la famosa pirámide del Transamérica.
Seguimos por los carriles bicis y bike boulevards de SF, hasta llegar al Golden Gate Park, un inmenso parque que da servicio a la ciudad.
Poco más adelante atravesamos un típico barrio de SF, una zona con muchos asiáticos, y alguna iglesia de tufo colonial.
Por allí pillamos comida tailandesa para hacer un pic-nic, y mientras esperábamos comprobamos las curiosas señales americanas: en EE.UU. las señales no usan pictogramas, sino textos. En esta te dicen que no puedes aparcar de 7 a 8 de la mañana los martes y los jueves porque limpian la calle. Otro elemento americano a tope, los tendidos eléctricos aéreos.
Tras no poco esfuerzo, llegamos a una playa desde la que se veía el omnipresente Golden Gate: I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E
Tras una cuestecilla llegamos al arranque del puente, que se puede cruzar por ambas aceras, aunque una tiene el carril bici.
El Golden Gate cruza la entrada de la bahía, por la que entran los barcos a los puertos de San Francisco y Oakland.
Poco más adelante paramos en un parque para comernos la comida Thai, y hacer unas fotos de los pescadores con el puente al fondo. ¿Mola, eh?
Tiré muchas fotos, es lo bueno de las digitales. Arriba comprimiendo planos con el tele (1,2,3 y 4) abajo, el revés con el poco angular de la compacta (tengo que comprar una cámara, mi Olympus palmó en Bulgaria).
Dejamos el puente atrás y continuamos hacia San Francisco. Paramos en un curioso parque que conserva edificios de una expo del pasado.
Cerrando el circulo, devolvimos la bici donde la alquilamos, y nos acercamos a la antigua estación de ferrys, desde se contempla el puente de la Bahía, que también os sonará de las películas.
Larguísimo puente formado por dos colgantes con tráfico en dos niveles, y un tramos de celosía que están sustituyendo, porque parece que tiene problemas con los terremotos, y ya se sabe, en San Francisco siguen esperando al Big One.
Conclusión: un lujo recorrer San Francisco en bici, una manera fascinante de recorrer la ciudad.
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