Después de visitar el lago de la pirámide llegamos a Reno a la caída de la tarde. Tras localizar un motel (americanada típica una vez más), nos fuimos a ver si cenábamos y a ver el centro de Reno, la otra ciudad de los casinos de Nevada, después de, por supuesto, Las Vegas. Según el eslogan, la más grande de las pequeñas ciudades del mundo.
Reno tiene un pequeñísimo Donwtown con los casinos, y una gran periferia alrededor. Sorprende un larguísimo corredor comercial puramente americano todo montado para el automóvil. En ese corredor (comercial strip), se sitúan también algunos de los casinos más grandes.
Tras cenar comida típica americana en un italiano, nos fuimos a ver el centro. Aparcamos en la calle, algo extraño en Reno, donde lo normal es aparcar en el casino, que también es un hotel y del que poco salen los visitantes en el tiempo que pasan por Reno. Por eso, casi no hay nadie por la calle, solo algún vagabundo que te pide medio dolar.
Los casinos están comunicados por el interior los unos con los otros, con lo que cuando llevas un rato en ese mundo artificial de luces centelleantes es difícil saber donde estás. Desgraciadamente, la batería de la cámara estaba agonizando, así que apenas logré un par de fotos.
Tras perder un dolar en las tragaperras, nos volvimos para el motel en Mercury, con sus lucecitas y huecos a la americana, como comentaba en el post anterior. Coches americanos.
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