Léolo, el italiano. Léolo, Léolo... Santander, Multicines Bahía, cerca de casa, 1992, con el cuerpo hecho a ver buen cine gracias al Le Parc de Lieja, con ganas de ver arte, con el cuerpo y la mente sensibles, llegó Léolo. Recuerdo ver la noticia en la tele: una peli de un niño canadiense que se cree italiano porque su madre quedó embarazada de un tomate contaminado... Recuerdo pensar, qué chorrada, pero también decidir al cine por las buenas críticas...Los Bahía ya no existen, y Léolo era un recuerdo y un DVD pendiente de revisar. Ayer tocó, aprovechando el asueto navideño. Y Leolo volvió a luchar contra la locura incrustada en la genética de su familia escribiendo, soñando... Y nos volvió a emocionar, a mostrar una vida simple nada sencilla, al ritmo de unos acordes machacones de Lorena Mackennit, y la crudeza de Tom Waits. Quizás cada momento de la vida te hace percibir el mundo de una manera diferente, quizás yo no soy el mismo de hace 20 años, quizás todo ha cambiado, pero al final de la película, la misma sensación de abandono, de impresión, de impacto... hay que seguir soñando para no caer en la locura, porque sueño, yo no lo estoy...
P.D.: Si quieres saber más.

















