miércoles, septiembre 28, 2011

No habrá paz para los malvados

Como la caja 507 me pareció una película excepcional, tenía muchas ganas de ver No habrá paz para los malvados de Enrique Urbizu. La película cuenta una historia en esa otra realidad que normalmente no vemos, pero que está ahí: tráfico de drogas, prostitución, terrorismo...

La película me gustó, te mete en la trama y se pasa rápido, tiene ritmo. Quizás se eche en falta que los personajes secundarios se muestren más, pues a excepción de Coronado, los demás pasan de puntillas, apenas sabemos nada de ellos, ni qué piensan, ni qué opinan, ni qué sienten. Y todo porque la película se centra casi monográficamente en un excepcional José Coronado, que hace un papel similar al que ya hiciera en la Caja 507, con la ventaja de los años (de experiencia, y también de edad, que permiten hacer más creíble el personaje ya en la cuesta abajo de su existencia). Aunque la peli no explica casi nada de él, uno puede imaginar casi todo, o montarse su propia película sobre cómo ha llegado a esa situación. Y eso es de agradecer, en el cine no hace falta explicarlo todo.

Sin ser una peli tan redonda como la Caja 507 (imposible no comparar), en mi modesta opinión, merece la pena la inversión de ir al cine (casi siempre merece pena).

sábado, septiembre 24, 2011

Nirvana: Nevermind, 20 años después



Se cumplen estos días los 20 años de Nervermind, de Nirvana, un disco que revolucionó el panorama musical de los primeros 90. Se cumplen también 20 años de mi llegada a Lieja a hacer el Erasmus, en aquel septiembre de 1991, un acontecimiento que, en buena medida, también revolucionó mi vida.

Recuerdo andar de cervezas, como no podía ser de otra manera, y quedarnos alucinados con el ritmo y la caña de Smells like teen spirit. Por la caña del estribillo y las guitarras sonaba a trash, pero era mucho más melódico, mientras que el medio tiempo en las estrofas sobre un bajo poderoso era algo distinto a casi cualquier cosa que hubieramos oído hasta entonces. Y entre todo, esa batería aporreando con violencia, los punteos distorsionados... alucinante. Cuando el rock más duro, el heavy, empezaba a agotarse (los Guns'n'roses sacaron por entonces el Use your illusion), Nivarna abría las ventanas a un viento nuevo. Un viento que trajo cosas mejores, como el TEN de Pearl Jam, pero que siempre quedará en nuestra memoria con esos acordes poderos del Smell like...

Recuerdo estar mirando (casi nunca comprando) discos en una tienda de Lieja que se llamaba Caroline y empezar a sonar el Nevermind. Pregunté al dependiente ¿qué es esto? (más bien qu'est ce que c'est ça?), y me dijo Nirvana, pero con su acento francófono no entendí nada. Aunque poco después todo el mundo sabía como sonaba Nirvana. Por cierto, la portada con el bebé mirando el dolar en el anzuelo era brillante.

20 años no son nada, quiero pensar que en realidad nada ha cambiado, y que si lo ha hecho es para mejor. Hace 20 años no había Internet (casi ni ordenadores), ni móviles... todo era nuevo, sorprendente y apasionante, y telecinco todavía no había logrado agilipollar al país... Unas cosas por otras. ¡¡¡Qué nostalgia, nevermind!!!

domingo, septiembre 18, 2011

La carretera

Otro libro, otra historia. Una historia de un tal Cormac McCarthy, que resulta que escribió No es país para viejos, que como no he visto ni leído, pues no sé nada. Dos personajes en un mundo sin vida, buscando una esperanza donde no hay más que destrucción. Una lucha por seguir, igual sin sentido, obstinada, como casi todo lo que hacemos. Un padre cuidadoso, un hijo madurando por segundos. En el fondo late el miedo a la destrucción de la sociedad. Cuando no hay sociedad, no hay nada. En eso, me ha recordado a una de mis historia favoritas, el Señor de las Moscas. La eterna pregunta ¿el hombre es un lobo para el hombre? ¿La sociedad es lo que nos une, o es el miedo a nosotros mismos... ?

Interesante lectura, quizás el final triste feliz sea lo menos bueno, pero no es fácil acabar una historia así cuando no has explicado como empieza.

lunes, septiembre 12, 2011

Pedales de León

Aquí tocaría la crónica de una gran aventura. Aquí tocaría hablar de paisajes espectaculares, de esfuerzos superadores, de bajadas fulgurantes, de risas compartidas.... Y de todo eso hubo en el viaje por la montaña Leonesa. Y más tenía que haber habido si no fuera por mi torpeza, por un error de conducción que me llevó al suelo, e hizo que la aventura se quedará en el 45%... Habiendo dicho esto, queda contar algo de ese 45% de los Pedales de León, y esperar a ver si la vida nos da otra oportunidad dentro de unos años para hacer el 100%.

Nada más salir de un bonita casa rural en Crémenes, subida larga pero relativamente cómoda para llegar a un prado. Allí, paramos para agrupar y me entretengo fotografiando un saltamontes en la funda del tirante de la suspensión de la bici. Está desenfocado en primer término, pero la foto tiene su gracia.

Poco más adelante, y tras una bajada muy bonita, la mitad del grupo optamos por una de las alternativas que tiene el itinerario, que nos lleva a una dura subida, así que supongo que la subida del tramo oficial sería todavía peor.

Arriba, la vista de los macizos más grandes de los Picos empieza a imponerse. Impresionante, la aventura promete, hacía allí nos dirigimos.

Después de comer, comenzamos otra subida larga, todos juntos, siguiendo una tractor (aquí, si no se sube, se baja, lo de llanear no se contempla). La subida nos va a llevar al parque natural de Picos, y a bajar por un hayedo espectacular, por un camino duro, poco ciclable (el primer tramo si lo es pero está prohibido, para no erosionar el lugar).

Al final, y tras penar por el hayedo, logramos volver a la civilización, y nos lanzamos por una de las muchas largas y espectaculares bajadas del itinerario. Llegamos a Oseja de Sajambre, y subimos camino a Soto, por una espectacular carretera que pasa bajo la montaña.

Así termino el día uno, contentos, casandos, alegres y espectantes para el día 2. El segundo día bajamos a Oseja otra vez, ahora por un camino precioso por el interior de un bosque. Desde allí, comenzamos una subida muy larga que nos llevó a un espectacular mirador sobre el valle.

La subida cada vez más dura, con bastante barro y bastantes tramos de tirar del ramal, para llegar al puerto de Panderrueda, donde los turistas de autobús alucinan al vernos aparecer desde el bosque. La vista impresionante, y aprovechamos para comer, porque quemamos mucha energía en la subida.

Y desde allí comenzamos a bajar, a saco por una pista preciosa, dentro de un bosque, espectacular, la adrenalina en la piel. Llegamos a un cruce, parada, reorientación, hay que bajar por un tramo que parece complicado. Un salto, dos saltos, tres saltos, la rueda de atrás a la altura de los ojos me dice que algo no va bien... los pedales de León han acabado para mí.

domingo, septiembre 11, 2011

La piel que habito

Nos fuimos a ver la última de Almodovar, pese a haber leído que la crítica no la había recibido bien. Y encontramos una película extraña, porque es la típica película de Almodóvar en muchos aspectos y en otros, no tiene nada que ver. No es una comedia, de hecho solo tiene un gag, el cameo del hermano, pero tampoco es una de terror, no sé si un thriller. La primera hora de la película se hace cansina, porque a base de flashbacks y de personajes inconexos (las conexiones se van desarrollando hacia el final, algunas lógicas, otras pilladas por los pelos), caminas un tanto perdido entre un Banderas que no se sabe de qué va, y una Elena Anaya que tampoco, aunque compensa su belleza (en este sentido, una sustancial mejora respecto a Pe).

Al final todo se arregla, la peli se coloca y todo cobra sentido, pero para entonces quizás sea demasiado tarde, por eso, aunque la peli está bien, no está tan bien como uno esperaría. Eso si, la ambientación, el cigarral toledano, el arte (cuadros y esculturas) y como siempre la música ayudan mucho, todo eso unido a las tablas de director, que otra cosa no tendrá, pero a estas alturas su dominio del lenguaje visual es indudable.

Aunque mejorable, creo que es interesante, y pese a lo acrobático de la historia, merece la pena verse. Sobre todo para poder opinar, y también porque la alternativa era ver Aliens vs. Cowboys u algo así.

martes, septiembre 06, 2011

El curioso incidente del perro a medianoche

Este libro ha sido toda una sorpresa. Es un libro breve, sencillo, que se lee rápido y que cuenta una historia trivial. Sin embargo, está narrado desde el punto de vista de un adolescente con Sindrome de Asperger... El libro no pretende explicar la enfermedad de manera exhaustiva, solo mostrar la peculiar percepción del mundo o de la realidad que estas personas tienen.

El niño lleno de manías, es incapaz de entender las cosas más simples de las relaciones humanas, ni de sentir empatía por los demás, porque no entiende a los demás. En situaciones que no comprende, se bloquea con facilidad. Necesita orden, claridad, y por eso le van las matemáticas. Es injusto con los que le quieren, casi cruel, pero él no lo sabe. Y se obsesiona con chorradas que para él se vuelven eventos importantísimos, supertranscendentes.

A lo largo de mi vida he conocido a un par de personas que sufrían algunos de estos síntomas, probablemente no tan graves como el protagonista del libro, lo que tiene el inconveniente de no estar tratados y tener vivir en sociedad como una "persona normal". Son gente sorprendente, capaces de lo mejor y de lo peor a la vez. Su mayor defecto es la incapacidad de tener empatía con los demás, ya que generalmente, les importamos muy poco. Gracias al libro les entiendo algo mejor. Interesante y entretenida lectura.