lunes, septiembre 12, 2011

Pedales de León

Aquí tocaría la crónica de una gran aventura. Aquí tocaría hablar de paisajes espectaculares, de esfuerzos superadores, de bajadas fulgurantes, de risas compartidas.... Y de todo eso hubo en el viaje por la montaña Leonesa. Y más tenía que haber habido si no fuera por mi torpeza, por un error de conducción que me llevó al suelo, e hizo que la aventura se quedará en el 45%... Habiendo dicho esto, queda contar algo de ese 45% de los Pedales de León, y esperar a ver si la vida nos da otra oportunidad dentro de unos años para hacer el 100%.

Nada más salir de un bonita casa rural en Crémenes, subida larga pero relativamente cómoda para llegar a un prado. Allí, paramos para agrupar y me entretengo fotografiando un saltamontes en la funda del tirante de la suspensión de la bici. Está desenfocado en primer término, pero la foto tiene su gracia.

Poco más adelante, y tras una bajada muy bonita, la mitad del grupo optamos por una de las alternativas que tiene el itinerario, que nos lleva a una dura subida, así que supongo que la subida del tramo oficial sería todavía peor.

Arriba, la vista de los macizos más grandes de los Picos empieza a imponerse. Impresionante, la aventura promete, hacía allí nos dirigimos.

Después de comer, comenzamos otra subida larga, todos juntos, siguiendo una tractor (aquí, si no se sube, se baja, lo de llanear no se contempla). La subida nos va a llevar al parque natural de Picos, y a bajar por un hayedo espectacular, por un camino duro, poco ciclable (el primer tramo si lo es pero está prohibido, para no erosionar el lugar).

Al final, y tras penar por el hayedo, logramos volver a la civilización, y nos lanzamos por una de las muchas largas y espectaculares bajadas del itinerario. Llegamos a Oseja de Sajambre, y subimos camino a Soto, por una espectacular carretera que pasa bajo la montaña.

Así termino el día uno, contentos, casandos, alegres y espectantes para el día 2. El segundo día bajamos a Oseja otra vez, ahora por un camino precioso por el interior de un bosque. Desde allí, comenzamos una subida muy larga que nos llevó a un espectacular mirador sobre el valle.

La subida cada vez más dura, con bastante barro y bastantes tramos de tirar del ramal, para llegar al puerto de Panderrueda, donde los turistas de autobús alucinan al vernos aparecer desde el bosque. La vista impresionante, y aprovechamos para comer, porque quemamos mucha energía en la subida.

Y desde allí comenzamos a bajar, a saco por una pista preciosa, dentro de un bosque, espectacular, la adrenalina en la piel. Llegamos a un cruce, parada, reorientación, hay que bajar por un tramo que parece complicado. Un salto, dos saltos, tres saltos, la rueda de atrás a la altura de los ojos me dice que algo no va bien... los pedales de León han acabado para mí.

4 comentarios:

Nautijorge dijo...

Qué ha pasao hermoooso! ¿Te la has pegao?
¿Cómo has salido de ahí?
Como no das detalles...
Espero que no haya sido nada grave para tu integridad física.
Ya contarás.
Una lástima porque esta travesía prometía.
Abrazos.

caius dijo...

Naaa, una voltereta con bici y doble tirabuzón... Un casco roto, una brecha en la ceja de 6 puntos, erosiones múltiples, un golpazo en el careto y un ligamento roto en el hombro que es lo que más guerra está dando. Pero afortunadamente, nada grave. La putada fue perderme el resto de la ruta, que era espectacular: de chula y de dura

Nautijorge dijo...

Está visto que esto de el ciclismo de montaña es como la navegación en el mar, aunque tengas experiencia no te libras de vez en cuando de darte un susto.
A recuperarse pronto para volver a subirse a la bici.
Un abrazo.

caius dijo...

Pues si, y si además te emocinonas bajando y se te sube la adrenalina a la cabeza, llega un momento en que te crees superman, le pierdes el respeto y... claro, que después de esto te das cuenta de que solo eres humano. Pero bien, tu, cuidado con las olas...