domingo, julio 28, 2013

Rio de Janeiro

Espectacular escapada a Río de Janeiro, por motivos laborales, pero con un hueco para el turismo, solo un día, pero muy intenso. Empezamos subiendo al Corcovado (jorobado), donde está la estatua del Cristo Redentor, y desde donde las vistas son espectaculares. No pongo ninguna poque había nubes, y la cámara que me llevé no es muy buena.


Después del Corcovado pasamos por un barrio tradicional, desde el que oteamos las favelas de Río, que aparecen por todas partes allí donde queda un hueco en la ciudad ordenada.


La siguiente parada fue el Sambódromo, donde los ciudadanos de Río celebran el desfile de carnaval y bailan samba sin parar. Desde la plaza del sambódromo, una vista a la ciudad, y las favelas entremezcladas.

La siguiente parada fue el estadio de Maracana, que para los brasileños es más importante que la catedral. Allí estaba el primo de Ronaldo tocando el balón para los turistas.

En los tornos al de copa confederaciones entre España y Brasil, que no recuerdo como acabó.


La siguiente parada fue la playa de Copacabana e Ipanema, una pasada, ahora menos cargadas de gente por ser invierno allí. Aún y con todo, 24ºC y el agua calentita.

Después nos llevaron a la catedral moderna de Río, un singular edificio con forma tronconónica, de hormigón, con una curiosa forma de filtrar la luz, cuatro enormes vidrieras y una gigantesca cruz en todo lo alto.
La vista interior del cono es curiosa, además, llama la atención la ventilación, porque todo está abierto (el clima lo permite, claro).

El reflejo del cono en los edificios del centro financiero de Río también tienen su gracia.

También había estatuas, como esta, que con la paloma en la mano me llamó la atención.

Después de comer en un buffet de esos de a ver cuanto eres capaz de comer, nos llevaron al teleférico que sube al Pan de Azúcar, el verdadero símbolo de Río. La verdad es que desde arriba, la vista, con la bahía de Botafogo en primer término es impresionante.

El moderno teleférico sube en dos tramos. Hay muchos turistas, pero gracias a que visitamos Río en temporada baja no tuvimos muchas colas.

Cuando se cruzan las dos cabianas del teleférico la velocidad relativa es impresionante.

Desde arriba, los turístas siguen fotografiandose con la postura del Cristo Redentor, cosa que se ve que no debes dejar de hacer si vas a Río.

Al final del día, nos dejaron en Ipanema, nos dimos un paseo por la playa, viendo la separación entre esta playa y Copacabana, donde mucha gente se sentaba a disfrutar de las vistas.

Cenamos y de vuelta al hotel, tres horas metidos en un atasco en un autobús, pero claro, no podía ser todo tan bonito, y Brasil, pese a su caracter emergente, tiene muchas cosas que mejorar todavía (una de ellas, el transporte).
Hay mucha miseria, y no es raro ver a gente que se dedica a recoger las latas y envases para llevarlos a reciclar por cuatro duros.

El útimo día nos pegamos un baño en la zona en la que estaba el hotel, la Barra de Tijuca, que tampoco está nada mal, aunque no tan animada como las playas del propio Río.

lunes, julio 08, 2013

Un invierno en la playa

Película americana, bastante pretenciosa, que retrata a una panda de personajes neuróticos y pasados de vueltas, que se ve que en América son personas normales. Un escritor que paga a sus hijos por escribir, y que espera que su mujer vuelva tirándose a una vecina, mientras ella, la esposa, se tira a un gimnasta. La hija, una necia cretina que no quiere creer en el amor y se tira a todo lo que se mueve, el hijo, en el instituto atufado a porros, y con una novia politoxicómana. Si, una familia media americana, que vive desgraciada en una casa acojonante en la playa y holgados de pasta. Una manta de hostias les daba yo. Eso si, perfectamente rodada y con música comercial, pero bien elegida. Y lo peor, que después de todo esto, no está tan mal. Puf.

Populaire

Desgraciada sorpresa descubrir que las películas en V.O. pasaron a la historia en las vías. Así es este país, así es esta ciudad. Una pena ir a ver y oír esta película y tener que solo verla y encima cabreado por la falta de aviso. Bueno, pasado el cabreo, la peli está bien, es un homenaje a las comedias románticas de los 50, con una Audrey Hepburn moderna, pero que recoge bien el encanto naive de la original. La excusa, es una competición de mecanografía. La tensión sexual entre los dos protagonistas, el ritmo... un deja vu que no deja de ser agradable. Podría decirse que es igual que The Artist, pero 30 años después.

7 cajas


Breve aparición del cine en V.O. por Ciudad Real que nos permitió disfrutar de un par de títulos interesantes. 7 cajas es una película paraguaya, de bajo presupuesto, rodada prácticamente íntegra en un mercado, donde un chaval se gana la vida acarreando mercancías. Un par de mal entendidos sirven para retratar a una jauría humana, codiciosa y fuera de control, que hace cualquier cosa por dinero, incluso matar inocentes.

Rodada estilo vídeo clip, los subtítulos son necesarios porque los personajes hablan una curiosa mezcla de castellano y una lengua indígena. Muy interesante, divertida, original, todo un descubrimiento del cine paraguayo. Ah, y la música, buen reflejo del mundo suburbial que retrata.