martes, septiembre 28, 2010

Crónica de La Mariprao 2010

Es increíble como una buena idea puede dar frutos. Si el año pasado La Mariprao ya fue todo un éxito, la edición de 2010 han consolidado el evento, con una participación todavía mayor. Y seguro que el que viene, es todavía mayor.

La mañana se presentó fresquita, lo que anunciaba un día ideal para motar en bici. En el polideportivo comenzaron a llegar l@s participantes. Las chicas de la organización se pusieron en marcha para repartir dorsales, inscripciones, etc... mientras los demás nos divertíamos con los curiosos atuendos de algunos.

La verdad es que el día fue divertido, y a mí me encantó ver tanto buen rollo en el ambiente. La gente estaba contenta, se respiraba aire de fiesta. Aunque se había barajado hacer otro recorrido por el pantano del Vicario, el alto nivel de las aguas nos forzaron a volver al entorno de Carrión, para evitar así cruzar carreteras nacionales.


El camino a Carrión es prácticamente llano. Solo la subida a Colomer estiró el grupo, y luego, un molesto viento de cara remató la faena.

El avituallamiento, en la Ermita de Carrión, que había más sitio que bajo el chaparro del año pasado. Me parece que las chicas estuvieron animando a las participantes a seguir con la bici, y se hablaba de crear unas quedadas para salir... a ver si la cosa se consolida.

Vuelta por el camino de los Mártires, a buen ritmo empujados por el viento.

A mitad de camino, una cuadrilla vendimiaba junto al camino. Pese a las invitaciones mutuas, ninguna ciclista se animó a vendimiar (creo que eso es lo que ofrecían los vendimiadores), y ningún recolector de frutos de la vid (toma perífrasis) se animó a pedalear.

Al final, sorteo de regalos, camisetas, etc... Ni falta que hace que diga que no me tocó nada, hay tradiciones que es mejor no romper.

Da la sensación de que la gente se fue contenta, esperemos que vuelvan el año que viene, esa es la mejor recompensa del duro trabajo de la organización.

martes, septiembre 21, 2010

Toletum skyline

Visita a Toledo a trabajar, pero de paso, unas fotillos del skyline. Toledo, tan cerca, tan lejos.

Habrá que organizar una visita a ver el museo del ejército, o a recorrer el camino del Tajo, o a lo que se tercie...

jueves, septiembre 16, 2010

La Mariprao 2010

Tras el éxito de la la primera edición, La Mariprao vuelve en un par de semanas para demostrar algo que todos sabemos, que las chicas son guerreras. A ver si este año se supera el número de partipantes del año pasado. Corred la voz.

miércoles, septiembre 15, 2010

Cine: Origen

La semana pasada, unos buenos amigos me sacaron al cine, al que hacía mucho que iba (y mucho más si excluimos mis masoquistas visitas a la filmoteca). La idea era ver Origen, una película de la que me habían llegado buenas referencias.

La historia son muchas historias juntas, algunas reales, algunas sueños en los que los personajes se adentran. Los sueños tienen algo de surrealista, y lo que en ellos sucede, siempre es más intenso que en la realidad.

La trama es interesante, el logrado guión consigue que no te pierdas pese a la complejidad de la historia. Como buena producción made in USA, le sobran 4322 tiros y casi tantas explosiones. Las arquitecturas de los sueños son interesantes. Hasta sale la escalera imposible de M.C. Escher con la que mi profesor de dibujo nos torturó hace muchos años. A mí me gustó, es recomendable sin ser un peliculón.

La parte más interesante de la historia es la lucha de protagonista por huir de sus sueños, el único lugar donde todavía conserva lo que perdió, su pareja. Los sueños son así, construidos por nuestro cerebro, nos traen imágenes, lugares y, lo que es peor, personas, que andan guardadas en nuestros recuerdos. Al despertar, en esos minutos o segundos de consciencia parcial, todavía sentimos el sueño como real. No apetece salir de ahí, pero al final, muy rápido, se sale. Afortunadamente, la nostalgia solo dura unos segundos, y al salir de la ducha no queda el más ligero rastro.

lunes, septiembre 06, 2010

Segovia: La Granja de San Ildefonso (II)

Segundo y último día de la escapada Segoviana. Tras el palizón del sábado, tocó tomarse las cosas con más calma, por lo que decidimos tomar el carril bici (incompleto) desde la Granja a Segovia para disfrutar de la ciudad del acueducto.

Tras un camino cómodo de ida gracias a la frescura matutina y la pendiente favorable, llegamos a Segovia en un periquete. Subimos por la calle Real hasta la catedral, que no pudimos visitar sin pagar. En la plaza observamos como en Segovia las bicis de alquiler son eléctricas, para compensar las cuestas, supongo.

Tras la catedral, nos dirigimos al Alcázar ese Exin Castillos escala natural (como me arrepiento de haber regalado el mío a mis primos, el Exin castillos me refiero, que el alcázar no lo he regalado).

Desde el alcázar, se disfruta de una impresionante vista, con la iglesia templaria (creo) de planta octogonal y nombre que no recuerdo pero que si te interesa puedes buscar en google, je, je...

Bajamos a la iglesia para hacer la foto inversa. La verdad es que la silueta del alcázar sobre la roca es impresionante.

Desde allí volvimos a Segovia, subiendo a uno de los extremos del acueducto. Hay que joderse con la ingeniería romana, coño, se me olvidaba mi nick, eramos la pera...

Tras un cafelito en el centro, salida de Segovia por el lado contrario, aprovechando para hacer la típica foto de planos comprimidos, que no por vista, no deja de ser curiosa.

Salimos paralelos al otro tramo desconocido del acueducto, más bajito, pero curioso con las casas pegadas. Volvimos sin novedad a La Granja para comernos un cochinillo y unos judiones. A lo tonto, a lo tonto, no salieron casi 40 km. Buen fin de semana para cerrar este verano de escasos acontecimientos. El otoño pinta bien, sin embargo.

jueves, septiembre 02, 2010

La granja de San Ildefonso (I)

Casi única salida de este verano raro, raro, raro, a la Sierra de Madrid (o de Segovia), a hacer bici de la buena. El sábado hicimos la gran ruta, La Granja San Ildefonso- Puerto de Cotos - Puerto de Navacerrada - Cercedilla - Puerto de la Fuenfría - La Granja de San Ildefonso. Según el GPs, Distancia total 68,755 Km, Desn. de subida acumulado 1791,97 m, Desn. de bajada acumulado 1751,67 m, Altura máxima 1854,04 m, Altura mínima 1127,76 m.

Salimos por una carretera antigua hoy una pista forestal restringida al tráfico de vehículos, pero reconocible como tal por los viejos hitos kilométricos y las obras de fábrica. 13 km de subida practicamente continua nos llevaron hasta el GR-10. En el cruce saludamos a otros ciclistas y senderistas que por allí andaban, reagrupamos y realizamos pequeñas reparaciones junto a enormes apilamientos de pinos.

Por el GR-10 subida continua de unos 5 km hacia el puerto de Cotos, el último kilómetro es duro, ya que hay que hacerlo por un sendero paralelo al camino (que no es ciclable por el agua), en el que hay muchas raíces que dificultan el paso (sobre todo si llevas 18 km subida continua).

El puerto de Cotos marca el límite provincial mediante dos extrañas piedras gemelas del siglo XVIII, según las inscripciones.

Desde cotos, 6 km casi llanos zigzagueando por la carretera, nos llevaron hasta el puerto de Navacerrada, donde reparamos un pinchazo. Desde Navacerrada tomamos una pista con tramos bastante rotos y técnicas absolutamente espectacular: por el entorno, la bajada, la velocidad, la técnica, la adrenalina... una gozada. Llegando a Cercedilla me desvié por un sendero, separándome del grupo. El single track fue otra gozada, con una bajada final chunga. Como iba solo, de arriesgar nada.

En Cercedilla nos juntamos de nuevo todos y nos zampamos un buen bocata. Antes de afrontar las cuestas del puerto de la Fuenfría por la carretera de la república, decidimos echar una siestecita reparadora en un prado, que nos ayudó a digerir la comida.

Los 12 km de subida de la Fuenfría se hicieron largos, cada cual a su ritmo, hasta para en el mirador de Vicente Alexaindre. Desgraciadamente mi cámara se quedó sin batería, con lo que no hay fotos.

Una vez coronada la Fuenfría, solo nos quedaba bajar y bajar unos 16 km, al principio por una pista pedregosa que más abajo pasó a estar asfaltada entre un bosque de pinos espectacular. En la bajada, la velocidad máxima del día, 67 km/h, los discos de los frenos a 1000 ºC.

Llegando a la Granja de nuevo, unas viejas señales metálicas, de esas de después de la Guerra.

Por la noche nos dimos un paseo por los jardines del Palacio de la Granja, que estaban abiertos por el módico precio de un euro, y donde además pudimos ver una de las muchas fuentes en funcionamiento. Espectacular.

El palacio tampoco está mal para ir de vacaciones. Las ventajas de los reyes coronados.