domingo, octubre 28, 2012

La mariprao again



Un año más a la Mariprao, con las chicas del séptimo, a pasar un buen día, a echar unas risas. La verdad es que año a año Lamariprao se consolida en el buen humor, la alegría y el buen rollo, con lo que perdérselo es una pena. Como siempre, pasamos un buen día, pese a algún parón por coincidir en una ruta de machacas en el recorrido, pero todo se solventó bien. Y se vieno el Muñón, poco caracterizado, eso si. Ese año, como siempre, el vídeo les ha quedado muy chulo.

Amor bajo el espino blanco

Antes de que se me olvide, una pequeña referencia a esta joya, china, sobre el amor, sobre la relatividad de las cosas (quien ha visto a la China de Mao y quien la ve). Una peli lenta, apacible, con una fotografía cuidada, con interpretaciones cercanas (desde China) que demuestra que, en el cine, no siempre hay que tener prisas, ni contar grandes historias. Quitando un final excesivamente violento para la sensibilidad del espectador sensible (valga la redundancia) y que podría haberse resuelto de una manera menos fácil, la peli merece mucho la pena.

sábado, octubre 27, 2012

Espartaneado again: al Castillo de Calatrava


Segunda Espartana a la que me uno (rutas de más de 100 km, sin ncesidad, pero para pasarlo bien), esta vez con una muy buena excusa, el reestreno de la TREK que, casi 6 meses después resurgió gracias al nuevo cuadro TOP FUEL 8 de 2011 que la garantía de por vida de TREK repuso. Hay que reconocer que han cumplido, aunque les haya llevado algo de tiempo, menos mal que la Grisley ha cumplido en su labor de 2ª bici. Aprovechando, le he puesto una horquilla Rock Sox REBA, con lo que tengo bici nueva al 80 %.


Un buen grupo de ciclistas nos pusimos de buena mañana en marcha hacia Ballesteros para cruzando las bonitas sierras de la zona, ahora reverdecidas por las últimas lluvias, llegar a Aldea del Rey (curiosa intromisión real bajo la casa de los Calatravos).

Subimos al castillo cada cual a su ritmo. La subida es dura por las pendientes, pero como el firme es bueno, todo es cuestión de darle al molinillo y no cebarse. Desde arriba, las vistas merecen la pena.

Luego bajamos por un camino muy bonito hacia Calzada de Calatrava, desde el que pudimos ver como el viejo castillo de Salvatierra todavía defiende el paso junto a su más moderno heredero. En calzada comimos y lo pasamos muy bien gracias a las vituallas que llevó un amiguete cascoloquero que se lesionó en la anterior espartana, pero que ya está casi recuperado.

Después de comer camino de vuelta, poco a poco, acabamos llegando a Ciudad Real, a tomarse una cañita y comprobar en los cuentas como queda eso de ver los tres dígitos al final de la ruta. 

Tony Carey. Out of town woman



Un primo mío, rockero él, compró el disco Blue Highway de Tony Carey por cuatro perras en el Simago de Puertollano, porque sabía que Carey había sido teclista de Rainbow, y algo bueno era de esperar. Yo me grabé el disco en la correspondiente cassette y me la llavé por el mundo en los años de universidad. El disco siempre me gustó. En un momento dado, hace más de 20 años, esta canción reflejaba lo que sentía en un lejano país. Al final, la canción fue quedando atrás, pero el recuerdo del Blue Highway de Carey siempre estuvo por ahí, aún después de desaparecer las cassettes. Hoy, gracias a Amazon, que te consigue lo que quieras, la he vuelto a oir, con una calidad de sonido 10000 veces mejor, todo hay que decirlo, pero nada es igual afortunadamente, me atrevería a decir. Por cierto, el vídeo lo puedes ignorar, no me gustan las fotos prefabricadas de chicas guapas.

miércoles, octubre 24, 2012

Canal de Castilla (I): Alar del Rey - Fromista


Interesantísimo viaje por el Canal de Castilla, síntesis perfecta de patrimonio, ingeniería, paisajes y bicicleta. Hicimos noche en Valladolid, donde de mañanita pusimos las bicis a punto para la aventura. La incombustible Grisley se agenció un transportín, y unas alforjas de a 20 € en el LIDL compradas con antelación previsora hicieron el resto.

Subimos desde Valladolid a Alar del Rey en el regional que gracias a Dios (o supongo que a algún sabio gerente de la RENFE) tiene cierta manga ancha con las bicis. En Alar del Rey estaban de mercadillo y había bastante ambiente. Me llamó la atención el muy adecuado nombre de la carnicería.

Tras un cafetito reparador, nos dirigimos al inicio del canal y la dársena de Alar, donde otrora se descargaban las mercancías para emprender viaje por carretera (camino real) a Santander.


Salimos por uno de los caminos de sirga y pronto llegamos a una esclusa. El camino está jalonado por esclusas, todas ellas tenían compuertas (hoy eliminadas), una casa de esclusero (en diverso estado de conservación) y en la mayoría de ellas, el salto hidráulico se utilizó para la construcción de molinos y fábricas de harina.

Los caminos de sirga son bastante cómodos para rodar, lo que unido a la pendiente nula hace el paseo por el canal muy agradable. El otoño se encargó de la "explosión de color" que adornaría el viaje.

Bien entrado el día nos encontramos con un barquito que recorre el canal cargado de turistas. Junto al barco, un viejo almacén rehabilitado como centro de visitantes y bar, en el que aprovechamos para la parada de rigor.

Cerca del barquito se encuentra el espectacular acueducto de Abanades, mediante el cual el canal cruzaba el arroyo homónimo. La placa de información, muy acertadas y sin pintarrajear (se nota que los incultos no llegan tan lejos), muestra como es mejor que mis fotos (hoy hay más árboles).

En el acueducto paradita,y aprovechando un sendero habilitado, bajamos para verlo desde abajo.

Poco más adelante, abandonamos el canal para echarle un vistazo a un pequeño pueblo, Cabañas de Castilla, que tiene un castillo, pero a mí me gustó la luz de la tarde en la megabalas de paja.

Llegamos a Frómista por el barrio del canal, como no podía ser de otro modo. Aquí se cruzan el canal con el camino de Santiago, con lo que hay bastante infraestructura turística para dormir y comer casero.

En Frómista destaca la iglesia románica de San Martín, aunque parece ser que está hiperrestaurada. Para nuestra sorpresa, un grupo de jóvenes coreanos hacía bailes regionales en la plaza. Surrealista.

lunes, octubre 15, 2012

Chicago


La visita a Chicago fue rápida pero intensa. Sin entretenernos en buscar las trazas de la mafia, ni a Capone, e ignorando las casas de Wright, las pocas horas que tuvimos libros las dedicamos a patearnos el centro, lo que llaman el Loop, por el bucle que el metro elevado hace alrededor del centro de la ciudad.


El  metro elevado es ruidoso, intrusivo, y probablemente molesto para las oficinas (aquí no vive nadie) situadas a su paso, pero no deja de ser singular y casi un símbolo de la ciudad .


En todo caso, bajo sus viaductos la vida discurre tal cual, como si estuvieran tan acostumbrados que vieran normal tener sobre la cabeza un entramado de vigas que de vez en cuando, atronan al paso de un tren.

Me llamó la atención la gran cantidad de bicicletas para tratarse de una ciudad americana. Fixies, mucha bici de montaña, e incluso esta con este curioso sistema para aumentar la capacidad de carga (debe ser de un artista).

Chicago es la cuna de los rascacielos, aquí se inventaron.  Hay cientos, de todo tipo, unos feos, otros horribles, otros interesantes, pocos verdaderamente bonitos, aunque he de decir que no me atraen especialmente.


Por ejemplo, el de la foto de arriba es circular y deja en el centro este espacio donde se concentran restaurantes de comida rápida, donde por cierto, hubo que tomarse una pizza gorda típica de Chicago y unos Doritos de rigor.

De todos los rascacielos, los del complejo Marirna son curiosos, parecen una mazorca de maiz, pero tienen unas cuantas plantas dedicadas al aparcamiento (debe ser espectacular subir el coche hasta el piso 12.


Visitamos un parque nuevo entre en el espacio entre la ciudad el lago Michigan, donde hay un espectacular auditorio al aire libre diseñado por Frank Gery.


También hay una judía metálica que hace miles de reflejos imposibles y que se convierte en un insaciable sumidero de fotografías: menos mal que con la era digital la imagen ya no cuesta nada.


Gente de todo tipo se fotografía en las psiciones más inverosímiles, buscando ser más originales que los demás. Difícil.


Desde el centro de la judía, la imagen al mirar para arriba es verdaderamente sorprendente...


...obviamente, tengo la foto, pero te lo dejo para cuando vayas a Chicago.

El parque tiene unas curiosas fuentes con adoquines de vidrio (me suenan al monumento de las victimas de Atocha), con vídeos casi estáticos y una fuente que se puede pisar.
La ciudad, tras el parque, se abre a un puerto deportivo al lago Michigan, que será un lago, pero parece el mar, aunque como tiene drenaje, no está salado.

Terminamos la visita desde lo alto de la Torre Sears (en su día el edificio más alto del mundo), más de 100 pisos sobre la calle en la foto. Los pequeños edificios que se ven abajo, son rascacielos.


El aeropuerto de Midway fue nuestra ultima etapa, donde un caza bombardero americano recuerda la batalla homónima que cambió el curso de la guerra del Pacífico (eso dicen).

Mi planta de naranja lima


Otro librito tranquilo, relajado, veraniego... Una historia interesante, el mundo desde los ojos de un niño adelantado y algo trasto, rodeado de un mundo que no le da lo que quiere y quizás merece. El chaval despierta una cierta fascinación entre los adultos de fuera de su familia, lo que le lleva a entablar amistades un tanto raras con varios adultos.

El libro refleja la vida en los suburbios de una familia humilde, la amenaza del paro, las penurias, la desatención de los niños en las familias numerosas. Es una historia bonita, un agradable encuentro con un niño sorprendente, muchas veces clarividente, y un poco pincha uvas.