miércoles, octubre 13, 2010

Las navas de Malagón y el Cristo

Aprovechando la fiesta del Pilar, y puesto que no hicimos puente, me fui con el amigo VR a hacer una ruta alternativa por el entorno de Malagón. Dejamos el coche a las afueras, y salimos por caminos hacia las navas, un interesante conjunto de lagunas que, tal y como ha ido el año hidrológico, estaban bastante llenas de agua y de todo tipo de aves (lástima no entender para diferenciarlas)...

Marchamos a pié de las Sierras de Malagón y la Fuenluenga, con sus espectaculares afloramientos rocosos a los que no llegan las laboras agrícolas.

En uno de los caminos llegando a la aldea de Fuencaliente, tres amables mastines nos hicieron darnos la vuelta para buscar la carretera. Yo creo que eran amigables, pero claro, mejor no hacer la prueba. De hecho, uno de ellos nos siguió hasta bastante lejos de la finca que supuestamente guardaba...

Desde el Cristo, tomamos una dura subida para pasar la sierra. Nos cruzamos con un cabrero que bajaba con una mula y bastantes cabras que nos dijo: pues no os queda cuesta. Efectivamente, la subida para pasar junto al alto de las águilas a casi 1000 metros de altitud es de lo más durillo que hemos afrontado por estas tierras. La vista desde arriba espectacular.

Nada desmerecía tampoco la vista hacia el otro lado, hacia el norte, hacia los Quiles, un valle impresionante. La bajada, una liberación total de adrenalina, eso sí, sin arriesgar, que no procedía llevarse un golpe.

Pasamos junto a una curiosa y pequeña ermita, la de Montserrat, que no sé qué pinta por estas latitudes tan alejadas de la Moreneta.

Desde ahí aceleramos la marcha para dirigirnos de vuelta a Malagón. De camino, pasamos junto a unas antiguas graveras inundadas por el río Bañuelo, que resultan muy curiosas y en las que también se refugia no poca fauna.

Siguiendo el río pasamos junto a un viejo molino hidráulico hoy rehabilitado, con pinta de casa rural, el molino de Carrillo según la cartografía.

Llegada sin novedad a Malagón, y de vuelta, a comer, a disfrutar de un peazo arroz. Rutas como esta me recuerdan lo bonito que esto del "muntainbaik" y la suerte que tenemos de disfrutarlo.

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