viernes, octubre 08, 2010

Un libro: la importancia de cosas

Cuando empecé este blog, hace mucho tiempo (quizás demasiado), establecí una serie de etiquetas para catalogar las entradas que, en un principio, deberían responder a mis intereses. En el lateral del blog aparecen ordenadas de mayor a menor frecuencia:

* Fotografía (139)
* Rutas MTB (114)
* Mis Chorradas (111)
* Viajes (106)
* patrimonio (44)
* Ciudad Real (41)
* Cine (36)
* Música (31)
* Conciertos (29)
* Canciones (24)
* Marillion (17)
* Fórmula 1 (6)
* Libros (3)


Hace unos meses, descompuse música en canciones, conciertos y música, ya que , afortunadamente, la cantidad de conciertos que he podido disfrutar estos años ha desbordado absolutamente mis previsiones más optimistas, y me aficione a recomendar/destripar canciones que me gustaban. Además, hice aparecer la etiqueta patrimonio, por ser otra de las sorpresas de este blog: servir de vehículo para la divulgación de algunas joyas patrimoniales que, en mi opinión, pasan excesivamente desapercibidas. Repasando, puede parecer claro que las fotos lo aglutinan todo, que doy muchos pedales, que vivo inmerso en mis chorradas, que he viajado bastante, que la música siempre está ahí y, finalmente, que leo poco. Pero no es así, lo cierto es que no soy un buen crítico literario, no sé explicar lo que me inspiran la mayor parte de los libros, por lo que, enseguida, dejé de reflejar lo que leía, y eso que en este tiempo me he hecho amigo de genios como Saramago.

Es verdad que leo a oleadas, ahora sí, ahora no; que tan pronto me devoro un libro, como pasan los meses sin leer una línea. También soy cabezón, he empezado algunos varias veces en este tiempo...

Parece que este otoño/invierno va a venir cargado de libros. A ver si no me paro. El primero, La importancia de las cosas de Marta Rivera de la Cruz, cuenta una historia en cierta medida similar a la mía: alguien que entra en un piso lleno de cosas de otro, por eso me lo recomendaron.

Las cosas de otro. Lo que para unos es importante, para los demás no tiene ningún valor. Si miro alrededor, muy pocas cosas de las que tengo en casa me importaría verdaderamente perderlas si, por ejemplo, hubiera un incendio. Y la mayoría de ellas, no son sino pequeños restos intrascendentes de mi vida: trozos de papel con frases a medio escribir, una nota en un posavasos, algún recorte de periódico, alguna entrada de cine, además de una postal, unas cartas, muchas fotos, muchos CD's, un par de peluches y poco más... (aquí habría que hacer una excepción con las escrituras de los pisos ;-). Cuando algún día falte, casi todo irá a la basura (porque espero que los CD's sean un soporte obsoleto sin ningún valor en el 2096), y nadie excavará en mi legado, porque, afortunadamente, no somos personajes de novela.

El libro es la historia de dos hombres grises, uno brillante (al menos como escritor), otro gris aún más oscuro, solo brillante como profesor y coleccionista de cachivaches. Al final, lo que les une es lo único verdaderamente importante, lo que hay detrás de los cachivaches, de las historias del escritor y de mis tesoros extemporáneos. Me ha entretenido y me ha ayudado a dormir cansado de verdad y, a algo que es todavía más importante, a tener ganas de escribir esta parrafada pese a las horas que son. Habrá que seguir, a ver si el contador de libros sigue subiendo.

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