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El niño lleno de manías, es incapaz de entender las cosas más simples de las relaciones humanas, ni de sentir empatía por los demás, porque no entiende a los demás. En situaciones que no comprende, se bloquea con facilidad. Necesita orden, claridad, y por eso le van las matemáticas. Es injusto con los que le quieren, casi cruel, pero él no lo sabe. Y se obsesiona con chorradas que para él se vuelven eventos importantísimos, supertranscendentes.
A lo largo de mi vida he conocido a un par de personas que sufrían algunos de estos síntomas, probablemente no tan graves como el protagonista del libro, lo que tiene el inconveniente de no estar tratados y tener vivir en sociedad como una "persona normal". Son gente sorprendente, capaces de lo mejor y de lo peor a la vez. Su mayor defecto es la incapacidad de tener empatía con los demás, ya que generalmente, les importamos muy poco. Gracias al libro les entiendo algo mejor. Interesante y entretenida lectura.
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