domingo, mayo 09, 2010

Anillo ciclista de Madrid

Hace unos días, casi 15, nos fuimos aprovechando un día de fiesta en Ciudad Real a recorrer el anillo ciclista de Madrid, un carril bici de 65 km (aunque nos salió alguno más) que rodea la capital (aquí te puedes bajar el plano si te interesa). Fuimos en coche hasta Madrid, para empezar el recorrido en la Casa de Campo. Unos montados en las plegables, yo con mi fiel Grisley.

Salimos de la casa de Campo paralelos al Manzanares, que cruzamos por el impresionante puente de San Fernando, que queda perdido entre las autopistas.

Poco más adelante pasamos por la zona de Arroyofresno, zona pija donde las haya, cuyos habitantes viven blindados en cárceles de lujo (la misma valla que impide entrar a unos puede impedirte salir a ti).

Poco más adelante atravesamos algunos de los nuevos PAUs de Madrid, en los que el carril bici ha sido introducido un poco a cabezazos, con muchas interrupciones en semáforos, cruces a la mediana, rotondas... vamos, que no está la cosa para hacer grandes medias (que tampoco era el objetivo).

Poco más adelante cruzamos sobre la N-I (me niego a llamarla A-1), desde el punto pudimos ver el regalo que Madrid (ciudad) le hizo al Madrid (equipo de fútbol) y cuyos problemas de congestión pagamos todos (madrileños y no). Ya podrían regalarme así la edificabilidad a mí...

Por San Chinarro (como en casi todos estos nuevos PAU's), nos encontramos con unos viales gigantescos, hipertrofiados, llenos de carriles para un tráfico inexistente... killing flies with canyons shots!!! (lección de inglés gratis).

Pudimos ver a lo lejos la arquitectura de diseño, interesante y sobre todo, ineficiente, más superficie por la que perder calor de calefacción y frío en la refrigeración pero, ¿a quién le importan esas nimiedades cuando hacemos arquitectura para salir en las revistas?

Poco más adelante, llegamos a la M-40, que el anillo ciclista recorre en paralelo aprovechando un voladizo, que observamos desde un puente, solo un ratito, para no atufarnos con tanto combustible fósil mal quemado.

Tras cruzar unos cientos de semáforos, el anillo ciclista se mete bajo los viaductos de la M-40, en unos espacios un tanto surrealistas, un tanto infrautilizados...

Poco más adelante, cruzamos la M-40 y otras autopistas mediante unas pasarelas muy acertadas.


Atravesando parques, y tras parar para comer en las Rosas (otro Pau, algo más acertado que los del norte) y esperar a que una tormenta escampara, seguimos por los bordes de la M-40, atravesando un hermoso pinar y hasta un poblado chabolista: el anillo verde permite ver todas las caras de la periferia reciente de Madrid (y de paso la falta de planificación conjunta del anillo verde).

Llegamos a los parque del Manzanares, y allí aproveché para hacerle una fotito a la Grisley sobre el río.

En el parque un escultura monumento al dolor de cabeza, que los ciudadrealeños vemos desde el AVE cada vez que llegamos a Madrid.

Pasamos por Orcasitas, donde la arquitectura moderna muestra su fracaso en la creación de espacios públicos, pero eso es porque los arquitectos que lo hicieron no sabían, menos mal que va a venir Jean Nouvel a Toledo a explicarles como se hace urbanismo con la carta de Atenas en la mano y se crea ciudad de calidad: cuando lo vea lo creeré.

Tras cruzar Aluche y Carabanchel acabamos recorriendo la casa de Campo, viendo algunos de los interesantes puentes históricos de la misma.

Y allí termino la aventura, como he dicho, un interesante recorrido por la periferia Madrileña, a través del anillo ciclista, una buena idea, con muchos, diría muchísimos defectos, pero que tiene una gran virtud, existir (que tal y como está la cosa, no es poco).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo, has pasado en bici por delante de mi casa de Montecarmelo, y no me has avisado, con lo féliz que yo hubiese sido presentándote a mis dos pequeños trastos, que ahora llenan casi todo mi tiempo. Me alegra saber que sigues bien, pedaleando, jugando al golf, y viendo pelis de "autor". Sigo tu blog (!es fantástico!)Saludos al Rodri. Tendré que ir un día a CR a veros

caius dijo...

Holaaa, ya sé de tus trastos, seguro que merece la pena cada segundo empleado en ellos. Por aquí la vida sigue, más o menos igual, como ves, intentando aprovechar el rato que estamos en el convento. Pues sí, tendrás que venir porque ya ves que andamos un poco apolillados en la Mancha. Un beso.