sábado, diciembre 01, 2012

La tabla de la murciana, del Guadiana


Hace ya muchos años, cuando tenía la Grisley recién comprada, me uní a un grupo de intrépidos en la que fue mi primera ruta fuera de Ciudad Real. En coche llegamos hasta Arroba de los Montes y desde allí en bici al Guadiana, a una tabla en la zona de las hoces, llamada de la Murciana, vaya usted a saber porqué. La verdad es que mis recuerdos de ese día son dispersos: la bajada con piedras donde decidí comprarme un casco, el pasar por un sendero donde me clavé una espina gorda en la pierna, la tabla, un lugar paradisiaco casi aislado del mundo. Por curiosidades del destino, el fin de semana pasada, el 7º Piñón celebró allí mi séptima comida anual con ellos (como va pasando el tiempo).


La ruta tranquila, la crecida del Guadiana no nos permitió hacer la ruta prevista, pero dio lo msimo, la verdad es que es un lugar que merece la pena. Antes de bajar hay un mirador desde el que se puede ver el río y la vieja presa del molino de caz.


El molinio es un pequeño edficio que resiste el tiempo, aunque sus tejas necesitan un repasillo. El agua ya no pasa por sus rodeznos, pero ahí sigue, testigo de otros timepos.

Tras la refrescante ducha, nos fuimos a comer un peazo cocido estupendo en uno de los pocos bares de Arroba, y luego a casa. Por el camino, Alonso dejó de ganar el mundial de F1, y yo con estos pelos.

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