Después de la paliza ciclista, nos quedamos unos poquitos días más para aprovechar el viaje y disfrutar de manera más relajada de otros lugares de Bulgaria. El día que acabamos las rutas la vuelta hasta Sofía se hizo bastante larga (nos habíamos alejado bastante), con lo que llegamos tarde y nos fuimos a descansar casi sobre la marcha.
Al día siguiente salimos de nuevo hacia las montañas para visitar el monasterio de Rila, impresionante construcción entre las montañas rodeado por un espectacular hayedo. Como era 15 de agosto y en Buglaria también era el día de la virgen, aquello estaba bastante atestado, lo que hizo que no visitáramos la cueva que dio origen al monasterio, y que acabáramos comiendo en Blagoevgrad, ciudad universitaria donde vimos se acicalan los búlgaros para las bodas.
Desde allí fuimos a Bansko, bonito pueblo famoso por contar con una gran estación de esquí, con sus calles muy animadas y un curioso monumento a mayor gloria de algún búlgaro famoso. La cena fue bestial...
Al día siguiente, visitamos la iglesia de Bansko, caracterizada por su policromía (en proceso de restauración) y por unas enormes columnas de madera construidas de troncos únicos. Tambien nos llamó la atención al cantidad de esquelas, que ponen cuando alguién muere, a los 40 días, a los 6 meses, al año y así mientras que se acuerden del difunto... El resultado es que parece que o bien ha habido una epidemia, o bien algunos se mueren varias veces... curioso.
Desde allí fuimos a Dobarsko, pueblo famoso por contar con una iglesia muy antigua cuyas pinturas del siglo XVII incluyen una curiosa representación de Jesús en una especie de nave espacial (si quieres más información, pincha en el vínculo; también parece que salió en uno de los rigurosos ;-) programas de Iker Jiménez).
En el entorno de la iglesia asistimos a una bonita representación de bailes regionales por parte de un grupo de abuelas de Dobarsko, que incluyó cánticos, bailes y algún que otro cachondeo. Precisamente fue en casa de una de las abuelas donde comimos y pudimos conocer una casa búlgara por dentro y a sus habitantes. Por la tarde nos desplazamos hacia Melnik, cruzando las montañas y parando en un curioso pueblo que nos mostró lo atrasadas que están algunos lugares de Bulgaria.
Al día siguiente, hicimos un poco de senderismo desde Melnik hacia el monasterio, subiendo las curiosas pirámides de arena características del lugar. El monasterio también es curioso, sobre todo si asistes a un bautizo ortodoxo (no entendí casi nada, solo mucho amen, amen, amen...).
Desde Melnik nos fuimos a Sofía ya que queríamos aprovechar la ultima tarde para visitar algo más la capital. Hacía un día fantástico de verano, con mucha gente por las calles. Visitamos una iglesia, y nos paseamos por sus esplendidos parques y vimos el teatro.
Cena para hincharse por muy poco dinero, y despedida y cierre, que al día siguiente había que madrugar para coger el avión.
3 comentarios:
Muy interesante el resto del viaje, sobre todo yo hubiera disfrutado con las formaciones areniscas, que bonito! Yo he estado es Capadocia y en Utah y sueño con volver pero esta vez subido en la bici.
Siento que no puedas entrar, a mi me aparecen como públicos. Has pegado toda la linea en la barra del navegador y no funciona? Si quieres mandame tu mail y te pongo una invitación a visitarlas (si es que se porque soy nuevo en esto:( pero lo puedo intentar (y con la direccion noreplay....no puedo).
Ride on.
Albert.
Viaje guapo! Oye, lo de las esquelas es muy característico también del sur de Italia, solo que en formato A3 y por las calles (hay "esquelatorios" para ponerlas). ¡son muy exagerados!
Tu primo!
A mí lo que me llamó la antención es que pusieran esquelas al día, a la semana, a los 40 días, a los tres meses... Hay que dejar descansar a los difuntos, aunque nos acodemos de ellos de vez en cuando, que tampoco es malo.
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