Ayer sábado nos acercamos a ver uno de los escasísimos conciertos que vienen a Ciudad Real, si exceptuamos las horteradas varias relacionadas con OT en las Ferias y Fiestas. Fito y los Fitipaldis lograron concentrar a un buen número de gente, calcularía que sobre las 3000 personas, dejando el pabellón ferial medio lleno.
El concierto estuvo bastante bien, la gente lo disfrutó y el grupo no defraudó siendo generosos con un concierto de más de dos horas. El sonido muy bueno, el montaje mejor (con dos pantallas gigantes, un par de cámaras móviles más algunas fijas), y el repertorio centrado en los dos últimos discos que son los que más fama (y dinero) han dado a este colega. Si hubiera que poner un pero este estaría claramente en el volumen de la música, claramente por debajo de lo que se espera en un concierto: en algunos momentos se oía mejor a la de al lado contándole el fin de semana pasado a una amiga que la música. Quiero creer que este escaso volumen se debió a la ya demostrada horrible acústica del pabellón ferial (de hecho, cuando la música sonaba más fuerte el eco de la pared del fondo hacía que volviera).
No sé si por la falta de volumen o porqué, pero costó meterse en el concierto. Lo mejor, sin quitar mérito a Fito (un oasis en el panorama musical español), fue la banda: Carlos Raya (guitarra) espectacular, así como el resto (por destacar a alguien el teclista, pero lo verdad es que todos muy buenos). Y claro, con buena picha bien se jode, se notó la calidad de la música.
Carlos Raya fue guitarrista de los SANGRE AZUL, un grupo de rock nacional (¿hair metal?) que tuvo tres discos bastante interesantes a finales de los 80 (a mi el último me parece particularmente bueno). El que tuvo, retuvo.
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