miércoles, junio 20, 2007

Viaje a Galicia I: A Coruña


Con motivo de una reunión de trabajo, el fin de semana pasado me acerqué a Coruña y aproveché la ocasión para pasar un día y medio con los amigos de Pontedeume. De entrada, casi cinco horas de retraso con el vuelo, como se puede comprobar en la foto que saqué para dejar testimonio, gracias a que el avión de Easyjet perdió no sé qué pieza. Dicen que lo barato sale caro. Pues será por eso.

A Coruña es una ciudad a la que vuelvo una y otra vez sin esperarlo. La primera vez que estuve fue en mi periodo formativo en la empresa en que trabajé antes, pues teníamos fábrica allí. Recuerdo el buen trato recibido y, sobre todo, una mariscada que nos comimos en un restaurante sin pretensiones formales de un barrio humilde del centro.

También en Coruña, tres años más tarde, tuve una experiencia laboral que me terminó de convencer de dejar la empresa. Esta vez no hubo marisco. Después volví de vacaciones un par de veces, la primera vez con novia y amigos, a quienes llevé a tomar la misma mariscada (bueno no la misma, pero si en el mismo lugar). La última el pasado verano, y ya tengo otra cita de trabajo para volver dentro de un año. Total, que sin quererlo vuelvo y vuelvo a Coruña una y otra vez.

Coruña es una ciudad de contrastes, bonita y fea a la vez, con dos fachadas al mar, el puerto (cada vez menos puerto) y la playa. Con casco histórico muy interesante y con una zona nueva horripilante. Y entre medias, una zona comercial y ocio muy viva.

Las ciudades con mar son siempre fascinantes, la playa, el paseo marítimo, etc. suelen ser espacios privilegiados, y el puerto siempre aporta esa añoranza de la partida y la garantía de que siempre hay una vía de escape (aquí, tierra adentro, no hay donde escapar). La playa, aunque el tiempo no esté para baños, siempre atrae paseantes, deportistas y gente que deja enigmáticos mensajes en la arena. Las barandillas del paseo marítimo en Riazor siempre me gustaron.


Paseando el centro descubrí algunas joyas de las arquitectura modernista que cada vez me parece más interesante. Por cierto, lección de fotografía de edificios aprendida de uno de mis maestros. Uno de los problemas de la fotografía de edificios es que las tomas se suelen hacer en contrapicado, es decir, de abajo a arriba, lo que deforma los edificios que parecen caerse hacia atrás y ser más estrechos por arriba que por abajo. Gracias a no sé muy bien quien, supongo que mucha gente (para los que tienen Fé que pongan gracias a Dios), hoy tenemos el Photoshop que nos permite corregir estas deformaciones de la perspectiva. Pongo originales y corregidas.





¿Se aprecia la diferencia?

Por último, otra imagen curiosa. Tras el derribo de un edificio, la impermeabilización y aislamiento con poliuretano proyectado (creo) de la pared medianera, incluidas las puertas de las antiguas viviendas. Surrealista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen truco el de las fotos a edificios. Habrá que aprender a manejar bien el fotoshop ;-)

caius dijo...

Es tan sencillo como seleccionar toda la imagen,ir a transformar, seleccionar distorsionar, y estirar la parte superior de la fotografía hacia afuera hasta que las líneas verticales del edificio sean paralelas a los bordes de la imagen y no converjan.

Nice and easy.