Una de las cosas más interesantes que se pueden hacer en esta tierra es acercarse en verano a ver el teatro en Almagro. Todavía recuerdo mi primera obra, andaría por los 14, con mis padres y tíos, El caballero de Olmedo, de un tal Lope de Vega, en el Corral de Comedias. Desde entonces, siempre que he podido y las circunstancias lo han permitido, allí hemos pasado una o dos noches. A veces viendo rollos, otras divirtiéndonos, da igual, lo importante es participar.
Este año, partida doble. Primero el brujo, con quien en su día disfruté con el Avaro de un tal Molière, con un monólogo que pretendía acercar a los pícaros y místicos, pero que acabó acercándose al club de la comedia. Afortunadamente, porque nos reímos, qué más se puede pedir. Casi nada. Además, ESPAÑA acababa de ganar la Eurocopa, momento histórico donde los haya. Para rematar, el monologo se desarrolló en el Corral de Comedias, todo perfecto.
Y luego, el otro día, como el año pasado, gracias a Kla y la gente de Piedrabuena, repetimos. Esta vez había además en la plaza un desfile de modelos donde los "modistos" o "creadores" de moda, reinterpretaban los personajes de los clásicos. Si a eso le unimos un espectacular montaje y, como no, unas modelos palillo, pues un divertimento más pensado más para las fotos en las revistas que para que los que allí estaban vieran algo. Como mi pobre olympus se volvía loca con esos contrastes de luces, me dediqué a hacer el gamberro.
Después, al teatro municipal a ver "dos caballeros de Verona" de una tal Sakerpeare. Una tradicional obra, en este caso ambientada en los veinte, en un montaje de UR teatro que no dejó a nadie indiferente. Ah, los felices 20!. El año que viene, más.
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