Como prometía, la nikon salió de paseo por la Fraga del Eume. Esto es algo de lo que hice, nada del otro mundo, pero suficiente para transmitir la belleza del lugar. Pincha en las fotos para verlas grandes.
Este pequeño paraíso, en el que se esconden las hadas, y la vida brota por todos sus rincones, es indudablemente, otro de esos lugares fantásticos.
Éste descubierto gracias a los amigos, disfrutado en compañía.
Donde el verde es monocromático, donde los olores se mezclan, donde el silencio de la corriente de agua se mezcla con infinidad de sonidos desconocidos, que hay que pararse a escuchar para descubrir que están ahí. Como la mayor parte de las cosas importantes de la vida.
Vista, oído, olfato, tacto... el gusto mejor dejarlo para la hora no de comer, no nos vaya a sentar mal algo.
2 comentarios:
creo que en bici se ven muy bonitas las fragas!!!
Si, si, si,... yo sigo con eso en la cabeza. A ver si nos organizamos. La fraga me la hago en bici más pronto que tarde. He dicho.
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