Aprovechando las fiestas nos fuimos de ruta en busca del patrimonio minero de la zona de San Quintín. Gracias a los GPS es fácil abrir nuevas rutas, solo hay un obstáculo, la codicia, egoísmo e incultura de los propietarios que se empeñan en que no entre nadie en "sus" fincas, ayudados por la incompetencia e incultura de algunos políticos.
Poco después de salir de Villamayor, tomamos un camino que va a Tirteafuera. Pronto cruzamos el trazado del FC de Puertollano a Minas de San Quintín. En otros lugares (una esas comunidades autónomas que no están a la cola de España, por ejemplo el carrilet de Girona a Olot), esta infraestructura sería una vía verde, aquí, en Castilla - La Mancha, está abandonado, y como no, cortado. Tomando el trazado por el desmonte de la foto de arriba, llegamos pronto a las minas de Villazaide.
Quedan restos del castillete de piedra, el edificio de la máquina (inicialmente, muy probablemente de vapor) y otro de un transformador.
Quedan restos de hornos, balsas, y la base de una chimenea de ladrillo.
En las cercanías, restos del poblado, todo abandonado, claro. Desde allí intentamos seguir el trazado del FC, pero a los pocos kilómetros nos encontramos con un "amable candado" en una simpática puerta. Marcha atrás y camino para Tirteafuera.
En Tirteafuera, subimos a la iglesia, desde donde se divisaba una vista espectacular del campo en primavera. Allí tomamos uno de los caminos que salían hacia las cañadas que pasan cerca del pueblo y por las que, gracias a Dios, de momento se puede ir en bici.
Al poco rato de circular por un camino, encontramos un montón de restos de pequeñas casillas. Algo extraño, incluido un magnífico pilón.
De repente nos topamos con otro castillete, parece que el de las minas del Campillo. Más patrimonio minero, del muy abundante de la zona, todo abandonado, claro.
Poco más adelante, otro castillete, más moderno, con el pozo anegado y un viejo motor de gasóleo que hace mucho que no drena, na de na.
Tras ver las minas, tomamos la Cañada Real en dirección sur, (ahora parte de la ruta del Quijote) y cogimos el camino de Almodóvar a Almadén con la intención de ir a Navacerrada, una de las pedanías del Almodóvar del Campo. Por allí nos reímos mucho con los paranoicos dueños de las fincas, que no quieren visitantes (y son tan ingenuos de pensar que cuatro carteles pueden disuadir a furtivos, ladrones, asesinos sin piedad, criminales varios, terroristas islámicos... me escojono, panda de pringaos).
En Navacerrada nos comimos los bocatas con unos botellines y nos tomamos un cafetito en el bar del pueblo. Vimos las viejas escuelas, con pinta del ser de los veinte.
Tras comer, decidimos salir por la calle "Camino de San Quintín" y luego por el camino llegamos a un paraje precioso junto al río Tirteafuera, que ¡está vallado! ¡Que le den al Dominio Público Hidráulico! (Confederación, ¡¡¡defiende lo nuestro!!!).
Pues nada, la valla no era el camino, el camino de San Quintín está perdido, cortado por una valla con un candado (como nos dijo un paisano muy amable). Buscando en internet, he comprobado como el Ayuntamiento de Almodovar se ha cepillado más de 400 km de caminos públicos: lástima de incultura de los políticos, la pena es que dentro de unos años, cuando generaciones más y mejor formadas tomen el control, el daño hecho por estos incultos será irreparable.
Marcha atrás, y nos metimos por un camino a ver si conseguíamos llegar a la carretera, un par de puertas (¡qué afición eso de ponerle puertas al campo! y un candado que nos obligaron a hacer algo de escalada y salto. Deportes de riesgo.
Por la carretera llegamos a la Cañada de nuevo, y por esta otra vez al Tirteafuera, con mucha agua como se puede ver.
Por la cañada llegamos a la escombrera de San Quintín, y poco más allá subimos a una duna formada por el polvo de años y años de separación del plomo, el zinc y la plata.
Visitamos el castillete, obviamente en ruinas y abandonado, una curiosa obra a base de sucesivas ampliaciones.
Como lo de volver por el trazado del FC era una quimera, nos dirigimos por otro patrimonio interesante, la carretera de Villamayor a Cabezarados, que gracias a no tener casi tráfico se conserva con un simple riego sobre el macadam, y es una gozada para pasearla en bici.
Y así terminó esta ruta espectacular, con la naturaleza en pleno esplendor, con los tontos cierra-caminos, y con el patrimonio abandonado y un territorio en desaparición, ocupado por grandes fincas de unos señores de Madrid, que no desarrollan el territorio, que todo lo que sacan de las fincas se lo llevan y a los que encima, les deben dar asco los demás mortales, porque se empecinan en alejarse de sus semejantes. Una pena.
3 comentarios:
yo soy de tirteafuera y he estado en esas minas y me alegra que os haya gustado si da la casualidad de encontrarnos alguna vez os puedo decir otros lugares de interés de esa zona.
yo soy de tirteafuera y he estado en esas minas y me alegra que os haya gustado si da la casualidad de encontrarnos alguna vez os puedo decir otros lugares de interés de esa zona.
Hola, jksphn, la zona tiene un potencial enorme, turismo ecológico, cultural, patrimonial,etc... Lástima que sea tan desconocida. Poco a poco... Un saludo.
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