Hace un tiempo hablaba de lugares fantásticos, "fantastic places" (un temazo de Marillion), a cuenta del Kiosko Base de Toledo, un sitio fantástico heredado. Este sábado me subí de excursión a Francia, por la antigua N-II en otro peregrinaje en busca de las carreteras de nuestro pasado. Una vez en la Jonquera, decidí acercarme a Aiguablava, una de esas paradisíacas calas de la Costa Brava, uno de esos sitios fantásticos con mayúsculas.
Allí, en el Parador, pasamos dos días maravillosos hace ya mucho. Quizás volver ahí tenía algo de masoquismo, pero quizás era un paso más de esa catarsis en la que ando navegando. En la terraza, las vistas son maravillosas, una cervecita (qué recuerdos) y una pareja de franceses hablaba de que a él le gustaría hacer fotos... (la D80, que genera envidias, je, je, je...)
El bar, los sillones de Mies Van der Rohe, la chimenea... un parador es un parador. Afuera, la vista sobre la cala, la playa, los veleros fondeados, el camino de bajada.
En la playa, el pequeño muelle, la casa de pescadores, un grupo de chavales, las gaviotas, el mismo mar, distinta agua... las olas, su ritmo.
El paraíso es el paraíso, aunque como descubrí cuando volví a Lieja, los sitios fantásticos no lo son tanto sin las personas fantásticas con las que los compartimos en su día... aunque eso no le quita valor al lugar.
2 comentarios:
Que sitio más bonito, disculpa si no tengo riqueza de adjetivos para describirlo, sólo puedo decir que las fotos son maravillosas o dan una buena idea de lo fantastico del lugar. Un abrazo.
Toda esta zona de la Costa Brava es un chulada, sobre todo con mejor tiempo, para bucear y ver peces, o tumbarse en las calas. Hay muchas calas como esta y mejores: Aigua xelida, Aiuga freda, Giverola, Sa tuna, Sa Riera... por citar algunos sitios de cabeza. Merece la pena, sobre todo en junio, antes de que lleguen las oleadas de turistas.
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