En semana santa también lo intentamos, pero las colas daban miedo. Ahora, casi nadie, sin cola, un gusto. Entramos a ver el templo, que tras muchos años de lento avance, ve como últimamente las cosas van un poco más deprisa.
Entramos por al fachada de pasión, la que tiene las esculturas modernas y menos ornamentación que la de la gloria, que es la más antigua.
En el interior las caprichosas formas diseñadas por Gaudí. Todavía está todo cimbrado, pero ya se adivina la grandeza que el templo tendrá el día que se termine, otro tema será si para entonces tendrá sentido un tempo de estas dimensiones (como la conferencia episcopal sigue así acabará convertido en parque temático, y si no al tiempo).
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