Sigo, y termino, espero, la saga de turismo en Barcelona, último arreón, esta vez acompañando a mis padres. Primera parada, el imprescindible parque Guell, diseñado por Gaudí como un proyecto de urbanización de una colonia tipo ciudad jardín. El fracaso de este proyecto urbanístico es el que permitió que ahora el parque sea público, y lo pueda disfrutar toda la ciudad de Barcelona.
Los viaductos que daban acceso a las diferentes parcelas son una obra singular, curiosa, única. Aunque estuve en Semana Santa, esta vez no había tanta gente, mucho menos. De hecho, gracias a que se puso a llover, pude fotografiar los bancos de la plaza (arriba) sin ningún turista por allí, casi un milagro.
Algo parecido pasó con el lagarto, el símbolo del parque, que generalmente está rodeado de turistas haciéndose fotos. Este singular animal fue destrozado por "un intelectual" hace un tiempo, pero ya ha sido perfectamente restaurado.
2 comentarios:
Gracias por esta tourné barcelonina que nos das Caius. Me pongo morriñoso recordando por ejemplo cuando aprendí a montar en bici por el Parque Güell...
Amos... que recuerdos ;-)
Pues ahora le tendrías que poner unos pinchos delante a la bici tipo MAD MAX para poder pasar entre tantos turistas... Si Gaudí levantara la cabeza, flipaba.
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