Tenía pendiente ir a ver el Palau de la música, obra de Domenech i Montaner , una de las obras más importantes del modernismo barcelonés. Y qué mejor excusa que ver a Joe Satriani, un mito de la guitarra.
Antes de empezar, un grupo de fusión Bazaar, curioso, pero claro, allí estábamos para otra cosa.
Satriani tocó algo de sus nuevo disco, Professor Satchafunkilus and the Musterion of Rock, y la gran mayoría de sus éxitos. Acompañado por un divertido bajista, Stuart Hamm, que se puso la camiseta del Barça para ganarse al público, y se marcó un solo de bajo fascinante, tocando el Going to California de los Zeppelin el solito. Además un muy buen batería y un discreto guitarra rítmica que apenas se hacía notar, pero allí estaba, redondeando las melodías de Satriani.
A estas alturas no vamos a descubrir a Satriani, probablemente el mejor guitarrista de rock en plan virtuoso instrumental, pero es un gusto verle tocar, dominar el instrumento, los pedales, y hacerse con el público. Evidentemente, cuando sonaron los clásicos aquello se venía abajo. Una experiencia.
A la vuelta, un taxista fuera de si me llevó a casa mientras llamaba gilipollas a otros conductores y les enseñaba el dedo corazón. Muy edificante, si señor
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