Fin de semana cerca del paraíso, en el límite entre Cuenca y Valencia, junto al río Cabriel. Nos juntamos un buen pandillón (18) para dar una sorpresa a una pareja recién formada. Nos alojamos en unas cabañas junto al Parque Natural, llenando las tres con lo que estuvimos "a nuestra bola".
El sábado era el día multiaventura, día de probar cosas nuevas. Primera parada: el rafting. Bajamos unos 6 km del Cabriel, en lanchas de goma (8 más timonel, o jefe, o como se llama al que lleva la barca mientras los demás pensamos que tenemos alguna influencia en el movimiento de la misma). Como el Cabriel no anda con demasiado caudal, y el río tampoco es nada del otro mundo, dimos un agradable paseíto, solo interrumpido por breves rápidos, y batallas de agua con otras embarcaciones (aquello parecía la M-30). Eso si, el paisaje muy hermoso. Me gustó la experiencia, lástima no haber llevado las cámaras, pero claro, el agua es poco compatible con ellas.
Luego por la tarde, segunda parte de la aventura, en este caso, paintball. Básicamente, disfrazarse de robocop y liarse a tiros a base de bolas de pintura. No lo pasamos mal, aunque creo que a los chicos nos gustó más que a ellas. Debe ser por haber jugado más a los indios de niños. Algunos moratones después, y un poco achicharrados dentro de los monos, acabó la batalla. Pongo una foto para que os hagáis una idea de las pintas, gracias a una colaboración, porque yo no hice fotos.
Luego por la noche, a ver bichos y las estrellas.
Al día siguiente, visitamos el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, famoso por la polémica sobre el trazado de la A-3. Dimos un agradable paseo hasta los cuchillos y un viejo puente roblonado, que tenía restos de haber sido agujereado por una ametralladora pesada, solo se me ocurre que durante la Guerra Civil.
Tras una vuelta por la vieja carretera, muy interesante patrimonio abandonado, nos fuimos a comer de tapas a la venta. Pero eso es otra historia.
1 comentario:
¡¡¡ Mil veces GRACIAS... !!!
(frases cortas ¿no?)
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