(Esta entrada también podría titularse Chorradas desde el tren II, no os asustéis, no es más que el fruto del aburrimiento en el tren, no creo que esto abra una nueva linea de comentario político, ¡que aburrido por Dios!)
Las elecciones tienen que ver con elegir. Elegir quien queremos que gobierne, o quien queremos que nos represente (esto aunque en realidad debería ser la esencia de las elecciones está totalmente desvirtuado por un sistema electoral que, evidentemente, no funciona, y que conste que no soy de Izquierda Unida, de momento). Sin embargo, en vista de los resultados, se hace evidente que no se ha tratado de elegir quien queremos que gobierne, sino quien no queremos que gobierne. Es parecido, pero no es lo mismo. Es como ser positivo o negativo, se parece, pero no es lo mismo. Vivimos inmersos en una ola de negativismo realmente triste.
Los votantes del PSOE no votan porque les apasionen las propuestas de Zapatero, ni su gestión, ni sus ¿ideas? sobre el papel de la religión en los colegios, o de España en ciertas guerras, o de que hacer con la política hidráulica, y no hablemos del Estatut. Más al contrario, la mayoría de los votantes, y más aún los nuevos de esta ocasión, les votan para que no gane el PP.
Del mismo modo, los votantes del PP no votan al PP porque les parezca que las ideas de éstos son más racionales (sigo pensando que la gran mayoría, por ejemplo, no aprobaba la guerra de Irak o tenía sus dudas sobre la autoría de los atentados del 11-M, me cuesta creer que no haya algo de racionalidad en los mismos), sino porque son de derechas y no pueden soportar que gobierne la izquierda: de hecho algunos de ellos incluso se ponen enfermos (a este estado de sufrimiento y desasosiego de las buenas gentes de derechas contribuye de manera manifiesta la línea editorial de la radio de los Obispos y no me refiero a Radio Maria, o la de diarios como El Mundo). Como dice el amigo Capo Muñón, les ponen de candidato a la cabra de la legión y la eligen. Pues no Sr. Muñón, te equivocas, y como prueba de que todavía queda gente con criterio, debemos alegrarnos de que el hipereficaz Fco. Gil Ortega, creador de hitos que pasaran a la historia como la playa del Vicario, el monumento a la mujer manchega o el inigualable museo del quijote, haya quedado fuera del Senado. Hechos como este, me hacen mantener un tenue y débil hilo de Fe en la Democracia Española.
A ver si cambian las cosas y podemos votar a favor en vez de en contra. Igual el partido de Rosa Díez puede ir en ese sentido, pero mucho me temo que le quedan cuatro años muy difíciles por delante, en los que los medios controlados por los dos partidos mayoritarios (o sea todos menos este blog, siéntete privilegiado, querido lecto@r ;-)), harán todo lo posible por callar su voz.
Para ilustrar el post, el genial Forges.
2 comentarios:
Iba todo ilusionado a votar entre mis tres candidatos favoritos J.L. Labordeta, Eduard (aquí y en la china popular) Punset o A. Suarez, y cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que esos señores ya no estaban en política (lo cual les honra) y que ahora debía elejir entre los nuevos candidatos, la Caca, la Mierda y la Porquería.
Dificil elección. ¿y el ministro/a de sanidad qué opina de esto?
Ante tal cúmulo de insalubridad democrática opté por irme a mi casa para echar mi voto por el retrete (que ante lo visto es lo suyo).
Amos
Coño al Punset también lo voté una vez... el tío se quedó tan deprimido de sacar tres votos (el tuyo, el suyo y el mío) que ahora se dedica ha hacer interesantísimos programas de divulgación científica que no ve nadie (y menos yo).
Bueno, Amos, a mejorarse de la pata chula que ya lo vi en tu blog. Es que estamos viejunos.
P.D.: el calendario en BCN está cada vez más apretado, si queréis venir espabilanding.
Publicar un comentario