Periódicamente en este blog hay posts sobre visitas a Santa Bola. La historia es previsible: cañitas, comida (hecha por los cocinillas), paseíto a ver los animales, el pantanillo. Simple, sencillo, pero ¿qué más se puede pedir?
Este lugar es fotogénico, por eso, de nuevo, unas cuantas fotos.
El pantanillo estaba más alto que nunca. Los niños y no tan niños nos echamos unas risas reventando "pedos de lobo".
Las luces bajas de las tardes de invierno permiten estas luces tan espectaculares.
Dos imágenes, dos puntos de vista de lo mismo.
Los mastines siempre presentes, y las labores agrícolas...
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