La peli es un cuento optimista, de esos que apetece ver, donde nos muestran que la única cosa importante de la vida es la gente que nos rodea, y para nada el éxito profesional, económico, etc. Lo importante es divertirse y estar a gusto, además de comerse unas buenas lentejas de vez en cuando, y dejarse de tonterías superficiales que tanto nos abruman en este mundo consumista en el que estamos metidos. Vamos que si quieres pasar un buen rato te des una vuelta por un cine, por unos pocos eurillos se puede conseguir mucho. Como poco, reírte un buen rato.
Después del cine otro de esos placeres secretos que uno se regala de vez en cuando. Era la primera noche de este verano, y apenas me había dado cuenta (de hecho nadie se dio cuenta). Con la ventaja de no tener que madrugar, después de acompañar a Kla a su casa, me perdí por las calles de mi ciudad, en paz conmigo mismo, recorriendo lugares cercanos y la vez muy lejanos, de otro tiempo, la casa donde viví, la acera que tanta veces recorrí de crío saltando de baldosas blancas en baldosas blancas, … para acabar frente a cuatro pequeños agujeros en el mármol blanco, cuatro pequeños restos prácticamente invisibles y una sombra rectangular alrededor de ellos. Allí, noté como alguien me cogía las manos, me daba las buenas noches y, apaciblemente, se despedía de mí, susurrándome al oído: pásalo bien. Y eso es lo que voy a hacer.
Un lujo, la primera noche del verano, solo para mi. Es posible que este relato medio ficticio medio real no sea relevante, no sea más que una de esos arrebatos líricos que me dan a bordo de los Aves con el portátil. ¿Qué más da? Chorradas desde el tren, una vez más…
1 comentario:
Vaya, pues parece que me perdí una buena peli a juzgar por todos vuestros comentarios.
Esta semana sin falta, intentaré verla.
Xao.
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